La Unión Europea ha aprobado la primera parte de su reglamento sobre inversiones respetuosas con el clima, que a partir del año que viene definirá qué actividades pueden etiquetarse como verdes en sectores como el transporte y la construcción.
La primera sección de la taxonomía financiera sostenible de la UE se aplicará a partir del 1 de enero de 2022, tras haber superado un periodo de examen que finalizó el miércoles por la noche.
La normativa establece criterios medioambientales para inversiones como las energías renovables, el transporte marítimo y la fabricación de automóviles, siendo los vehículos de cero emisiones los únicos que podrán llevar la etiqueta verde a partir de 2026.
Al restringir la etiqueta de inversión verde sólo a las actividades que se consideren verdaderamente respetuosas con el clima, la UE pretende dirigir el dinero hacia proyectos con bajas emisiones de carbono y evitar que las empresas o los inversores hagan afirmaciones medioambientales sin fundamento.
"Esto ayudará a canalizar la financiación sostenible hacia proyectos y empresas que ayuden a alcanzar nuestros objetivos climáticos", dijo la jefa de los servicios financieros de la UE, Mairead McGuinness, en un tuit el jueves.
Alrededor de una docena de países -entre ellos Francia, Polonia, Finlandia y Hungría- se han opuesto a las normas, pero no tenían la mayoría necesaria para bloquearlas, dijeron funcionarios de la UE.
La parte más delicada desde el punto de vista político de la taxonomía de la UE está aún por llegar.
La UE debe decidir este mes si califica de ecológicas las inversiones en gas y energía nuclear. La decisión ha dividido a los países de la UE y se ha retrasado un año en medio de intensas presiones políticas.
El jefe de la política climática de la UE, Frans Timmermans, dijo que las normas tendrían que reflejar que el gas y la energía nuclear son necesarios para la transición de la UE hacia las emisiones netas cero para 2050.
"Creo que tenemos que encontrar la manera de reconocer que estas dos fuentes de energía desempeñan un papel en la transición energética. Eso no las convierte en ecológicas", dijo en un evento de Politico el miércoles por la noche.
Los países que están a favor de la energía nuclear, entre ellos Francia, citan las bajas emisiones de CO2 de esta fuente de energía, mientras que los que se oponen advierten del impacto medioambiental de los residuos radiactivos.
El gas es igualmente divisivo, con países divididos entre los que dicen que las inversiones en gas son necesarias para ayudarles a dejar el carbón, más contaminante, y los que advierten que etiquetar un combustible fósil como verde no es creíble.
Luca Bonaccorsi, director de finanzas sostenibles de la ONG Transport & Environment, dijo que etiquetar el gas como verde corría el riesgo de "destruir la credibilidad de la agenda financiera sostenible de la UE en su conjunto".