DF Lab Opinión / Llegó la hora de cambiar la mirada sobre el suelo
"Por décadas, los suelos agrícolas han sido explotados y contaminados con agroquímicos tóxicos con el objetivo de abastecer principalmente nuestra necesidad de alimentación, sin considerar el gran daño que se ha realizado a la salud de los suelos".
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El día mundial de la Conservación del Suelo, que se celebra mañana 7 de julio, es una fecha relevante para invitar a todos los actores del sector agrícola a mirar y reflexionar sobre el trabajo que realizan los productores orgánicos y las prácticas que han implementado para evitar la degradación de este valioso recurso y los servicios ecosistémicos que de él se generan.
Sin ir más lejos, la fecha es en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennett (1881-1960), pionero en el entonces naciente campo de la conservación de suelos, y quién dedicó su vida a demostrar que el cuidado de la tierra influye directamente en la capacidad productiva de la misma, o como él decía: “Cuida la tierra y la tierra cuidará de ti”.
Por décadas, los suelos agrícolas han sido explotados y contaminados con agroquímicos tóxicos con el objetivo de abastecer principalmente nuestra necesidad de alimentación, sin considerar el gran daño que se ha realizado a la salud de los suelos, ya sea eliminando la biodiversidad que habita en ellos, facilitando su erosión y extrayendo sus nutrientes sin devolverles lo que es obtenido de ellos.
A principios del siglo XX, el botánico inglés Sir Albert Howard (1873-1947) establecía que “la salud del suelo, de las plantas, los animales y las personas es una e indivisible”, siendo pionero de la agricultura orgánica y del compostaje como forma de devolver a los suelos lo que era extraído de ellos para mantener su salud y fertilidad. Estos elementos, son incorporados en las regulaciones y los productores orgánicos las implementan con el objetivo de conservar y regenerar la salud de los suelos. Para ello, prácticas como el compostaje, el uso de cultivos de coberteras, rotación de cultivos, labranzas reducidas son acciones concretas que se han implementado y que además son auditadas y que, en conjunto con el uso de insumos derivados de la naturaleza (no sintéticos) para la fertilidad y control de plagas, permiten certificar que las producciones son orgánicas.
Estas prácticas van más allá del impacto local en la producción de un cultivo específico, sino que tienen repercusiones globales ya que la conservación de los suelos también es una solución al cambio climático. Se estima que entre un 10 a un 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero corresponden a las emisiones de suelos y ganadería. Suelos bajo manejo orgánico tienen la capacidad de capturar más carbono en la medida que más materia orgánica es integrada en ellos (compost y cultivos de coberteras), menos fertilizantes son requeridos y se aran menos, evitando que se vayan a la atmósfera.
En el día mundial de la conservación del suelo, considerando además la crisis global de precios de fertilizantes y la evidencia día a día de los efectos del cambio climático, se debe hacer un llamado a todos los actores e instituciones a cambiar la mirada sobre nuestros suelos, a trabajar en conjunto y mediante el fomento y aumento de la producción orgánica y la adopción de las prácticas de conservación y regeneración de suelos revertir el gran daño que se ha generado por décadas en la salud de nuestros suelos.