De acuerdo con un análisis del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y el World Resources Institute (WRI) -organización mundial y no gubernamental- existen al menos 127 países que han adoptado algún tipo de normativa para regular las bolsas de plástico a partir de mediados de 2018. La regulación más frecuente es la prohibición de la distribución minorista, adoptada por 83 naciones junto con las prohibiciones de fabricación e importación que se aplican en 61 estados.
En Chile la Ley de Plásticos de un solo uso lleva pocos días y existen muchas expectativas de sus ambiciosos objetivos como, por ejemplo, dejar de producir 23 mil toneladas de desecho por año. Su reciente implementación ha generado algunas opiniones negativas por parte del sector gastronómico que ve un aumento adicional en sus costos y dudas entre las personas, por lo que habrá importantes desafíos para que todos los actores involucrados se suban a este carro verde por el medio ambiente.
Por parte del consumidor hay una gran responsabilidad para que esta legislación sea efectiva. Las personas no tienen que buscar productos con materiales plásticos cuando hagan una compra presencial o física. Ellas deben preferir alternativas como materiales más nobles y amigables con el medioambiente, como, por ejemplo, el bambú, la madera, el cartón, entre otros. Por otro parte, tampoco es la idea que acumulen en exceso estos materiales, ya que la idea es ir disminuyendo la generación de residuos que son innecesarios, favoreciendo los que realmente necesitamos para evitar que a futuro tengamos una nueva crisis por las grandes cantidades de cartón o similares, acá lo importante es dejar de generar residuos más que únicamente reemplazarlos.
Parte fundamental de este nuevo paradigma se encuentra en la forma de consumir, por lo que se debe preferir siempre materiales reciclados y premiar a las empresas que los ofrecen. Además, los productores de estas materias deben tener una gestión más responsable en sus procesos, no tanto por un tema punitivo por las sanciones de la ley, sino porque tienen que ser responsables con el medioambiente desde el momento de la producción eligiendo materiales biodegradables y sustentables.
Cada uno en el rol que le toca en la sociedad tiene que ser capaz de aportar su granito de arena en esta causa por el cuidado y respeto del planeta, aportando no sólo porque estamos obligados por una legislación, sino porque se debe confiar en que se puede salvar el ecosistema y que aún estamos a tiempo para hacerlo. Realizar una correcta gestión de los residuos generados es un primer paso en esta cruzada medioambiental.