“Greenwashing”, el principal desafío de la inversión de impacto
Montero dijo que una empresa no puede declarar un propósito sin estar segura de tener procesos que lo acompañan.
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Aunque sigue siendo considerada como una industria de nicho en el país, poco a poco las inversiones de impacto han ido ganando terreno frente a otras más tradicionales, para abordar los desafíos ambientales y sociales.
Este tipo de inversiones no solo busca obtener rentabilidad financiera, sino también generar un impacto social o ambiental apostando por startups o instituciones que busquen solucionar desafíos en estos ámbitos.
Para la socia y directora de FIS Ameris, brazo de inversión de impacto de la administradora general de fondos Ameris Capital, María José Montero, el desafío “más relevante y grande” de las inversiones de impacto es el greenwashing o ecoblanqueo, concepto que alude a una estrategia de mercado utilizada por algunas compañías para aparentar ser más respetuosas con el medio ambiente de lo que en realidad son.
“Es deber de todos los que estamos involucrados hacer frente a esto, hacer lo que decimos hacer y ser consecuentes. Uno no puede declarar un propósito sin estar seguro de tener procesos que lo acompañan”, comentó.
La ejecutiva, que esta semana participó como oradora del tercer Encuentro Nacional de Inversión de Impacto Cataliza de GSG Nab Chile y Fundación Chile, dijo que FIS Ameris debutó en 2010, “incluso antes de que se acuñara el concepto. Era una idea súper innovadora y distinta a lo que se venía haciendo, porque implica un cambio de paradigma”.
A la fecha han ejecutado dos fondos de inversión de impacto y están en su tercero, con un portafolio, según su sitio web, que está compuesto por 25 proyectos, entre ellos, TriCiclos, firma de soluciones de reciclaje; Balloon Latam, que apoya emprendedores rurales; Lazarillo, que creó una app para personas ciegas; además de instituciones como la Banca Ética.
Montero señaló que desde 2010 a la fecha han invertido US$ 19 millones y que las instituciones y empresas tienen presencia en nueve países de la región.
Respecto del objetivo de inversión, la ejecutiva explicó que apuntan a organizaciones con y sin fines de lucro, con buenas prácticas y que buscan resolver un desafío social o ambiental, y que está pensada para otorgar un piso de rentabilidad financiera con la idea de maximizar el impacto.
Además, dijo que a la hora de invertir se rigen por los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de las Naciones Unidas, con especial énfasis en desigualdad, educación y vivienda social.
Pese a tener su propia área, Montero dijo que Ameris Capital también ha “avanzado” en una estructura ligada a temas de impacto, con estrategias ligadas a los criterios ESG (Ambiental, Social y Gobernanza).
“Las distintas áreas del negocio han ido incorporando estas variables en la toma de decisiones de inversión y administración de activos”, afirmó.
Métrica y retos
Montero explicó que la literatura coincide en que las inversiones de impacto deben cumplir con cuatro características: rentabilidad financiera; resultados sociales o ambientales; intencionalidad y medición constante.
Respecto del primer eje, afirmó que las inversiones de impacto no son filantropía y que el retorno puede variar. Sobre la intencionalidad afirmó que los fondos de inversión deben buscar un propósito y que no se llega a él por “casualidad”.
Pero Montero puso énfasis en la medición, a la que calificó como la característica “más relevante” de todas. “Muchos dicen que es difícil y puede ser que tenga algo de novedad (con lo que se hacía), pero no es imposible”, dijo.
Explicó que en FIS Ameris la estrategia para medir los resultados y el impacto de cada proyecto es llevar un registro o métrica interna en base a una teoría de cambio para establecer el propósito de las instituciones y cada uno de los objetivos principales medibles.
“Nos basamos en repositorios de datos e indicadores y lo cruzamos con los ODS. Una vez al año hacemos un reporte interno y un tercero independiente evalúa a cada una de las empresas”, comentó Montero.
Respecto de los retos para avanzar en inversión de impacto en Chile, señaló que si bien ya se está hablando de este tipo de inversiones y habría varios actores interesados como los mismos fondos de inversión y family offices, hay desafíos pendientes.
Entre ellos, destacó la importancia de avanzar en una medición estandarizada del impacto de cada inversión en las instituciones; crear espacios de aprendizaje en torno a esta tendencia y capacitar a sus actores; y “entender” el cambio de paradigma que este proceso significa y que cambia la mirada del riesgo-retorno.
“También hay un tema regulatorio, de cómo las políticas inhiben o no el desarrollo de esto. Si el Estado tiene un rol que cumplir o no, y qué tan rápido podemos crecer. Hay países en que el Estado ha ayudado mucho a acelerar estos procesos”, dijo la ejecutiva.