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DF Lab opinión/ Propiedad Intelectual en dilema

"El proyecto de ley de Transferencia de Tecnología busca incorporar un artículo que establecería un régimen de “work for hire” (de los sistemas anglosajones) conforme al cual, en el caso de obras creadas como consecuencia de una relación laboral o por encargo, los derechos patrimoniales de autor automáticamente y sin negociación alguna se trasladan al empleador o mandante"

Por: Bernardita Dittus, abogada, socia EPIC Litigios & PI y profesora de Propiedad Intelectual Universidad de Los Andes | Publicado: Lunes 3 de junio de 2024 a las 09:15 hrs.
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Bernardita Dittus, abogada, socia EPIC Litigios & PI y profesora de Propiedad Intelectual Universidad de Los Andes
Bernardita Dittus, abogada, socia EPIC Litigios & PI y profesora de Propiedad Intelectual Universidad de Los Andes

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La Propiedad Intelectual garantiza derechos a las y los autores que promueven la creación y generan el deseable efecto de enriquecimiento cultural de la sociedad entera. Destaco lo anterior, que parece obvio, para llamar la atención en torno a dos proyectos de ley en debate: el Boletín 16686-19 sobre Transferencia de Tecnología y el Boletín 16821-19 sobre Inteligencia Artificial. Ambos buscan introducir modificaciones a la Ley 17.336 sobre Propiedad Intelectual preocupantes y que pueden alterar negativamente nuestro sistema. 

El primero, busca incorporar un artículo que establecería un régimen de “work for hire” (de los sistemas anglosajones) conforme al cual, en el caso de obras creadas como consecuencia de una relación laboral o por encargo, los derechos patrimoniales de autor automáticamente y sin negociación alguna se trasladan al empleador o mandante. Esto provoca que quien encargó la obra podría utilizarla en forma indefinida y transformarla ampliamente, sin estar obligado a nuevas contraprestaciones o regalías al autor.

La Ley 19.039 de Propiedad Industrial -marcas, patentes-, contiene ya una disposición que regula la situación y la misma Ley 17.336 contempla excepciones donde, ciertos derechos, se trasladan al mandante por razones lógicas: softwares, productores audiovisuales, empresas periodísticas, por mencionar algunas. Ante esto, la intención de incluir un régimen general y total de despojo de derechos económicos nos parece extraña.

El segundo, proyecto firmado por una serie de ministerios –atención, no el de Culturas-, incorpora una excepción que permitiría, sin remunerar al autor, el uso de una obra para "extracción, comparación, clasificación, análisis estadístico, datos, sonido o imagen o de otros elementos de los que se componen un gran número de obras o un gran volumen de datos”. En simple, eso es precisamente lo que hace la inteligencia artificial: usar obras para luego, generar obras nuevas. Esto, según el caso, implica una reproducción o transformación de una creación, las cuales hechas sin autorización del autor constituyen infracción a sus derechos. La norma, como paliativo, agrega que el uso señalado no debe constituir explotación encubierta de la obra. Cabe preguntarse, ¿cuál va a ser ese límite? ¿cómo se va a probar en un juicio la explotación encubierta? La disposición genera incertidumbre y nos vamos a encontrar finalmente con obras generadas por inteligencia artificial que, -de prosperar el artículo como está- usarán creaciones o imitarán sellos artísticos, afectando a los autores originales.

La discusión, en verdad, es compleja y mundial. El famoso periódico The New York Times inició acciones porque miles de sus obras periodísticas fueron extraídas, comparadas, analizadas, clasificadas -usando los verbos de nuestro proyecto-, para entrenar bots que ahora compiten con la publicación usando sus obras y estilo.

Esperamos que lo que queda de debate en estas materias sea efectuado en profundidad y con participación de todos los actores del mundo intelectual: artistas, entidades de gestión colectiva, profesionales del mundo legal y la ciudadanía.

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