Yerko Ljubetic, candidato al consejo constitucional: “Tenemos que cambiar el paradigma del Estado subsidiario”
El exministro del Trabajo y carta de Convergencia Social (CS) espera que la nueva carta magna abra espacio a los proyectos que cuentan con apoyo de la ciudadanía.
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Una motivación personal, que se une a la de carácter político, llevó al exministro y exsubsecretario del Trabajo, Yerko Ljubetic (62), a convertirse en uno de los candidatos a conformar el Consejo Constitucional, la instancia que tendrá una segunda oportunidad -tras el fallido proceso anterior- de redactar una nueva carta fundamental.
“Cuando la actual Constitución se impuso vía fraude y represión el 80, yo estaba preso, había sido parte de un grupo de jóvenes que nos encadenamos en la estatua de Arturo Alessandri denunciando el fraude. Era muy joven, recién en el ámbito de la política, que era básicamente la lucha contra la dictadura”, rememora el abogado y actualmente académico y consejero del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
Quien fuera presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) en 1984 y militante durante 33 años de la Democracia Cristiana -de los chascones, como se le ha identificado al ala más de izquierda-, hoy representa a Convergencia Social (CS) y al pacto Unidad para Chile, que -dice- asumieron el desafío de estar presentes en este nuevo proceso.
- ¿Cuáles son los cambios fundamentales que espera en esta nueva Constitución?
- Tenemos que cambiar el paradigma del Estado subsidiario, que es el que inspira el actual ordenamiento constitucional, con todas las consecuencias que eso tiene acerca de cuál es el rol, las atribuciones, y responsabilidades del Estado, al modelo social de derecho.
Nos importa mucho un desarrollo desde la perspectiva de los derechos humanos, especialmente en relación con una robusta normativa e institucionalidad que proscriba cualquier forma de discriminación, porque eso tiene que ver con problemas estructurales de nuestra sociedad.
Nos parece bien relevante que la Constitución no solo se haga cargo de los principales problemas de hoy, sino que también de los del siglo XXI. La Constitución del ‘80 no solo es ilegítima, sino que está bastante desfasada, es una Constitución del siglo XX y necesitamos una del siglo XXI, y tenga en cuenta el tema del desarrollo sustentable, que la actividad productiva del país tenga como principal consideración la protección efectiva del medio ambiente.
- ¿Qué aspectos del Estado social de derecho deberían estar establecidos en la nueva Constitución?
- El Estado social de derecho no puede limitarse a un decálogo de derechos, que la actual Constitución también los tiene, sin perjuicio de que se puedan complementar o completar como catálogo. La Constitución debe establecer que el conjunto del Estado esté articulado y orientado en la dirección de la solución de esos problemas que nosotros embarcamos bajo el concepto de derechos sociales.
Esto implica diseñar un sistema de instituciones, organismos públicos y agencias del Estado con eficacia y eficiencia en el tratamiento de estos problemas, de manera que los proyectos políticos que compiten cada cierto tiempo por el apoyo de la ciudadanía dispongan de un aparataje estatal eficiente para orientarlo en esa dirección.
- En el ámbito del trabajo, ¿qué se debe considerar en la nueva carta magna?
- Sería muy importante retomar el debate que hubo en el anterior proceso sobre visibilizar y buscar formas del reconocimiento efectivo al trabajo de cuidados, a las personas que cuidan personas. Es normalmente ejercida por mujeres, lo que supone un factor en la consolidación de una discriminación fáctica, en la medida en que a las mujeres se les impone una carga adicional ya no solo en el trabajo, sino que también el cuidado.
Otro aspecto es la importancia de los derechos fundamentales en el trabajo. A mí me tocó liderar el proceso de reforma a la justicia laboral y que trajo el procedimiento de tutela de derechos fundamentales, que ha ido cobrando mucha importancia, ha modificado la situación de despido cuasi libre, por necesidad de la empresa, a despidos que deben ser justificados.
- En materia de tratados de libre comercio, ¿cómo cree que una nueva Constitución pueda influir en esta materia?
- Ahí yo recurro al concepto de moda en esta materia, que es la negociación habilitante. Los proyectos políticos que gozan del apoyo de la ciudadanía suponen también proyectos económicos que deben tener la posibilidad de concretarse y la Constitución tiene que abrir ese espacio.
A mí me parece del todo legítimo que un gobierno incorpore en su programa un análisis acerca de una política de relaciones económicas internacionales que, sustentada en los TLC, nos ha mantenido con una vocación de ser una economía productora de materias primas con un bajo nivel de elaboración, y postule un modelo de desarrollo que suponga mayores niveles de industrialización y aplicación de conocimiento. Eso es fuente de trabajo calificado para las generaciones jóvenes que hoy día han entrado masivamente a la educación superior que necesitan alternativas de desarrollo técnico profesional.
Hay una limitante, porque los proyectos políticos que aprueba la ciudadanía están encerrados dentro de ciertos marcos establecidos en el actual modelo que no se puede modificar. Por eso, creo que la Constitución tiene que ser habilitante de los proyectos políticos que aspiran al cambio y la transformación de nuestro modelo económico.
- Respecto a la labor del comité de expertos y admisibilidad, ¿cómo evalúa el trabajo que han hecho?
- Me parece bien, pero lo que me importa es dejar claro que ese es un trabajo que está orientado a facilitar el verdadero debate constitucional que va a darse en el seno de la comisión constitucional una vez que sean elegidas las 50 personas. El debate y la decisión sobre qué Constitución se propone a Chile es evidentemente político y no técnico, los elementos técnicos son coadyuvantes y facilitadores de esa discusión, pero no los que la determinan.
- ¿Cómo esperan relacionarse con el centro durante el nuevo proceso?
- Una vez terminada la campaña y que haya personas elegidas de la lista Unidad para Chile y Todo por Chile, debemos entender que el adversario no está al lado sino al frente, y, por lo tanto, tengamos altos niveles de articulación y coincidencia hacia el lado con Todo por Chile, porque tenemos -yo creo- la común comprensión de que el adversario es la derecha y los sectores conservadores que no quieren que nada cambie.