Senadora Loreto Carvajal (PPD) sobre trabajo del consejo: “Hay que esperar el resultado, pero el Poder Legislativo no puede renunciar a su potestad”
La parlamentaria oficialista ha seguido de cerca el debate de la reforma de pensiones, pero también el que se ha generado en el Consejo Constitucional y que admite la tiene “preocupada”.
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Es la jefa de bancada de los senadores del PPD y encabeza la Comisión de Trabajo de la Cámara Alta y desde ambas asignaciones, Loreto Carvajal, sigue el devenir tanto del proceso constitucional como el de la reforma de pensiones que parece estar estancado. En esta materia, responsabiliza a la oposición de negarse a avanzar y de estar “chantajeando” con las pensiones de los chilenos. Y justifica la postergación del ingreso de las indicaciones del Gobierno a la reforma previsional, señalando que es necesario que se llegue a un acuerdo con la derecha para que sean viables.
Por otra parte, reflexiona acerca de su preocupación por el curso del proceso constitucional y sin complejos adelanta que, de rechazarse la propuesta, los senadores en general y los de su bancada en particular “vamos a hacer lo que tengamos que hacer”, con la potestad que les confiere el Congreso. Además, se refiere a los dichos del senador Javier Macaya, en cuanto que votará a favor de la propuesta constitucional, destacando que “no podría culpar al presidente de la UDI por pensar consecuentemente con el mundo que él representa”.
“Este Consejo Constitucional me deja la lectura de que no se aprendió nada del anterior; que no han sido capaces de entender que debe haber diálogo y coordinación”.
-¿Qué sensación le genera que el Gobierno haya vuelto a postergar el ingreso de las indicaciones?, en la oposición dicen que ya parece el cuento de Pedrito y el lobo.
-Si bien la derecha puede estar disponible para que esto avance rápido, hay que mirar a qué está disponible para generar una coordinación y una unidad de propósito que permita subir las pensiones hoy día. Porque si no hablamos de allanarse a tener un sistema mixto, que combine no sólo un aumento de pensiones respecto cierto a los jubilados futuros, sino a los que tienen hoy día pensiones que son insuficientes; y que a vista de todos requieren aumentarse. Un sistema mixto, un sistema que incorpore a hombres y mujeres, intra e intergeneracional y que garantice mejores pensiones, sobre todo en las mujeres, que es un déficit enorme que tenemos respecto a las pensiones que hoy día acceden con vacíos y lagunas que a juicio de cualquiera son insostenibles. Es súper necesario sumar esfuerzos, generar una combinación de elementos que permitan tener un acuerdo, avanzar y sobre todo la disposición que la derecha bajo toda circunstancia niega y que creo necesaria para avanzar.
-¿No ve esa disposición en sector?
-No la veo, evidente que no la veo, porque quisiéramos que este proceso de la Cámara de Diputados hubiera concluido hace mucho rato. Las indicaciones estaban esperanzadas en que se iba a llegar a un acuerdo. Pero si no hay posibilidad de que hoy día la derecha disponga y se disponga a generar modificaciones que permitan avanzar en estos temas, obviamente que no se va a poder avanzar.
El “chantaje” de la derecha
-Pero en el que no ingresen las indicaciones que el propio Gobierno había anunciado, es responsabilidad del Ejecutivo.
-Cuando uno habla de indicaciones, significa una suerte de trabajo conjunto que permita llegar a una indicación que represente, ojalá, los propósitos de los dos mundos, oficialismo y oposición. Centrado en lo que obviamente la ciudadanía espera; pero, además, con el contingente técnico que lo permita. Y eso significa un ponerse de acuerdo, una disposición. Negociar significa ceder y ganar, y la derecha ha sido muy contumaz en no ceder en sus propósitos, que incluso son más retrógrados de lo que proponía Piñera en su apuesta previsional. Entonces, es inconcebible que bajo esa premisa, avancemos sobre un conjunto indicaciones que sean unilaterales, tienen que ser conjuntas. Pero, la derecha no puede seguir chatajeando con las pensiones de los chilenos.
-¿La postergación se debería a que el Gobierno sigue intentando alcanzar un acuerdo en torno a ellas?
-No me cabe ninguna duda. Las llamadas al diálogo han sido desde todos los mundos. Hemos sido capaces de ponernos de acuerdo, lo hicimos 40 horas, en la Ley Sana, acá en el seno del Senado. Y creo que los ministerios, sobre todo la ministra del Trabajo ha estado en esa disposición. Pero, lamentablemente, la derecha es de poner requisitos para avanzar o bajarse o subirse a la mesa… Para qué rememorar lo que vivimos a propósito de la salida del ministro Giorgio Jackson. Y aunque, entre comillas, se hayan cumplido esos requisitos, siguen con su idea primaria, retrógrada respecto a lo que fue el gobierno anterior. Entonces, la disposición no sólo hay que tenerla, hay que manifestarla en el sentido más el elemental de que avancemos a un sistema previsional que garantice una pensión digna.
-En ese contexto, ¿podría ser que la oposición espere que se apruebe la nueva Constitución para avanzar? Se lo pregunto porque el consejo aprobó la propiedad de los fondos.
-Todos los escenarios son posibles… Uno podría entender que el contexto electoral también está influyendo… pueden tener diversos motivos. Lo que a mí me convoca, y lo que es responsable hacer en el escenario de un sistema que a juicio de todos y objetivamente genera pensiones manifiestamente deficitarias; y entendiendo que tenemos que sumar los esfuerzos para mejorarlas y aumentarlas, me pongo en el escenario de que exista esa conciencia, que haya la voluntad y la disposición para avanzar en un sistema previsional que genere. Donde parte del aumento del 6% vaya a solidaridad. Hace unos años la derecha estuvo súper conteste en hacerlo. Por qué hoy día se retrocede e insiste en que cada uno se rasque con sus propias uñas.
-El argumento de la oposición es que cuando es que cuando estuvieron de acuerdo en que una parte se destinara a solidaridad no había PGU.
-Tampoco debería existir la PGU, si hubiesen fondos que permitieran tener pensiones decentes y hubiéramos avanzado en un sistema que vaya en ese sentido. Porque, es cierto, la PGU permite la resistencia de las personas de alta vulnerabilidad, pero qué pasa con la clase media, los profesionales, los profesores que al jubilar bajan a la más mínima expresión de subsistencia. Qué pasa con las mujeres. El Estado puede apuntalar siempre ese nicho, porque tiene una misión ahí; pero un sistema que garantice pensiones dignas no debe estar sólo sujeto a la máxima vulnerabilidad, a la que el Estado no puede renunciar, debe a un sistema que genere derechos a todo evento y a todos los trabajadores y trabajadoras.
-La oposición ha propuesto que se haga con impuestos generales.
-Claro, pero es como vestir un Santo para desvestir a otro, porque se tendría que hacer con los mismos recursos. Por otro lado, dicen, que esperemos que haya más desarrollo y que la economía mejore, para que no se afecte el crecimiento. Todo eso es importante y no veo que el Gobierno se haya sentado a esperar que ocurra por sí solo. Todos están trabajando para que haya una economía sustentable, mayor inversión, que no haya fuga de capitales, que se genere mayor crecimiento, mayor desarrollo. Pero es evidente que esas son políticas de Estado que no pueden condicionar el avance en prioridades que son tan claras. Porque un Estado debe garantizar que independiente de una serie de variables, al momento de jubilar, sea cual sea el gobierno de turno, va a tener por lo menos una subsistencia económica que le permite vivir esa etapa con cierta holgadez, cierta dignidad.
“Tenemos que buscar un equilibrio”
-Estos últimos meses el Congreso estuvo alejado del Proceso constitucional, pero ahora los parlamentarios se alarmaron al ver los resultados de las votaciones en el Pleno, ¿es hora de que los parlamentarios se involucre más en el proceso?
-No es una pregunta fácil, porque a veces la historia y la fuerza de los hechos conminan a que ciertos poderes del Estado, en este caso el Legislativo, incluso en algún minuto el Poder Ejecutivo, debían estar un poco apartados de los roles de la elaboración de una nueva Constitución. ¿Qué hacemos en este segundo proceso? Hoy día la fuerza misma de los hechos nos indica que o tomamos nota sobre lo que ocurrió en el Consejo Constitucional, que quiere hacer retroceder al país en derechos básicos, derechos de las mujeres, derechos de propiedad exagerados -que es uno de los temas que nos conminó a cambiar la Constitución, porque no hay país del mundo donde el derecho de propiedad tenga mayor fuerza que en Chile- o permitimos perpetuar un modelo desigual, cuando la desigualdad es el peor problema que tiene Chile.
-¿Se fue al otro extremo respecto a la primera propuesta?
-La otra a lo mejor era súper garantista; entonces, parece que los consejeros constitucionales no entendieron nada. Porque lo que tenemos que buscar es un equilibrio que nos permita sumar esfuerzos conjuntos, para avanzar en garantizar los derechos de Estado, donde nadie se sienta abandonado. Hay que alcanzar ese equilibrio, no los gustitos extremos populistas como los de hoy día ni tampoco los gustitos, a veces, extremaron posiciones que no eran el reflejo de la sociedad chilena. Esta suerte de ceguera y sordera social es la que me preocupa de la nueva propuesta que no va a sintonizar con la ciudadanía, sino que está muy alejada.
-Sin embargo, el llamado del presidente de la UDI, senador Javier Macaya, también es a sintonizar con lo que quiere la ciudadanía y adelantó que votará a favor, ¿cómo se entiende esta mirada tan distinta?
-Yo no podría culpar al presidente de la UDI por pensar consecuentemente con el mundo que él representa. Pero lo que tenemos que entender es que el Chile de hoy nos convoca a tener el mayor sentido de realidad y no por conseguir un triunfo en una nueva Constitución o un rédito electoral, de una manera mañosa, muy desenfocada de la realidad, eso significará la sintonía con el Chile que viene, eso no es así. Además, su relato no tiene ninguna consistencia porque las cifras y eso lo han dicho también muchos personeros de derecha, no genera la adhesión ni ni aspecta que la propuesta de nueva Constitución se apruebe. Creo que cada día está más lejos de eso.
“Estamos mirando con mucha preocupación”
-¿Qué esperaba usted de la nueva propuesta?
-Una mirada de futuro que le vamos a entregar a Chile. Me habría encantado que en este proyecto hubiese habido conciencia básica de entender que no se puede retroceder en paridad; en dotar al Estado de mecanismos que permitan llegar a las personas donde nadie más llega. ¡Si esa es la gracia de un Estado fortalecido con recursos disponibles!
-Entonces, ¿cree que se está debilitando al Estado?
-Absolutamente. O sea, con esta propuesta populista… ¿Podemos definir una buena Constitución o si aprobamos o rechazamos sólo a través del número de parlamentarios? No, La Constitución debe ser de tal consistencia, de tal raciocinio social y político que permita generar una estructura, ojalá indestructible, que permita a los chilenos avanzar con ciertas garantías y derechos que el Estado está obligado a entregar. Este Consejo Constitucional me deja la lectura de que no se aprendió nada del anterior; que no han sido capaces de entender que debe haber diálogo y coordinación, para que las propuestas abarquen un Chile amplio que se vea reflejado en esta superestructura, que es una Constitución.
-¿La desilusiona?
-Me llama mucho la atención. Y estamos mirando con mucha preocupación lo que está pasando. Hay que esperar el resultado, pero creo que el Poder Legislativo no puede renunciar a su potestad y sus competencias; y si la propuesta es rechazada tendremos que ver las modificaciones que nosotros podamos abordar desde lo legislativo. Lo que no podemos hacer es seguir teniendo una Constitución que obviamente no refleja el Chile que viene
-¿Eso significa que apoyaría que el Congreso se hiciera cargo de las modificaciones constitucionales?
-Cuando juré en está en la Cámara de Diputados y luego en el Senado, me hice cargo de a lo que la Constitución me conmina, que es a cumplir la ley, y no puedo renunciar –ni ninguno de nosotros, yo represento una bancada- a las facultades que se nos obliga. Por tanto, si ese da ese escenario, si se deben generar propuestas, como legisladores no vamos a renunciar a nuestras competencias. Si los esfuerzos por llegar a un acuerdo no son bien recogidos, dentro de la potestad del Congreso está hacer las reformas constitucionales que signifiquen avanzar hacia un Estado como el que pretendemos. Y los senadores, ni nuestra bancada, puede renunciar a su potestad, nosotros vamos a hacer lo que tengamos que hacer.