Comisionada Bettina Horst: “Lo que se está haciendo es constitucionalizar un Estado social que se ha venido construyendo en los últimos 30 años”
La economista advierte que “no entendería cómo alguien pudiese rechazar alguna norma de lo que se vota esta semana si todas fueron visadas por todos”.
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Para la comisionada Bettina Horst, quien representa a la UDI en la Comisión Experta, la “gracia” de que las normas se deban aprobar con un quórum de 3/5 es que la nueva Constitución represente a un sector más amplio que la mitad más uno. “Es más difícil llegar a acuerdo, pero es necesario”, enfatiza. La directora ejecutiva del Instituto Libertad y Desarrollo es la única economista de la instancia, pero estima que su aporte es complementario al de la mayoría de abogados, pues ella aporta –dice en esta conversación con DF– “desde la mirada de la política pública, de conocer cómo funciona hoy día el Estado”.
“Así como el proceso anterior fracasó, cosa que nadie anticipó; en este caso, todo el mundo anticipa que llegará a buen puerto, pero hay que ir trabajando día a día para que eso suceda”.
- ¿Cómo le parece que ha sido el trabajo en la comisión?
- Ha sido un buen trabajo, bien coordinado. Entre las distintas miradas que hay se va conversando con grupos más amplios. Si bien en la primera etapa hemos estado trabajando en las subcomisiones ha predominado una mirada integral de lo que se está haciendo.
- ¿Cree que esto asegura una propuesta final que le guste a la gente?
- Es difícil anticipar lo que suceda. Se ha hecho mucho énfasis en el buen ambiente, buen trato, en el respeto mutuo; pero el tema de fondo es cuáles son las posiciones que están presentes en la mesa. No porque haya mejor ambiente o más respeto significa que las posiciones respecto al proceso anterior hayan cambiado mayormente.
- La forma como se organizó el proceso da la sensación de que no podría fallar nada. ¿Es así?
- Si bien hay un camino, que se acordó en el Congreso, totalmente distinto al anterior, siempre está abierto a que el mecanismo falle si, finalmente, no hay acuerdo o si hay posiciones muy atrincheradas.
- ¿Cuánto influye la composición de la comisión en eso?
- Recordemos que las miradas presentes no necesariamente reflejan el resultado del plebiscito, donde hubo sobre 60% de rechazo. En la comisión están empatadas las posiciones de quienes defendían con entusiasmo el texto rechazado y quienes estaban en contra. Así como el proceso anterior fracasó, cosa que nadie anticipó; en este caso, todo el mundo anticipa que llegará a buen puerto, pero la verdad es que hay que ir trabajando día a día para que eso suceda.
- ¿Qué tan complejo ha sido para usted llegar a acuerdos con comisionados como Alexis Cortés o Flavio Quezada, con quienes se perciben como antagónicos?
- Para ciertos sectores la aspiración es que, a través de la consagración de algunos derechos sociales, se pueda avanzar mucho más rápido. Y, en eso, hay que ser muy responsables y cautelosos, porque desde los últimos 30 años, Chile ha venido fortaleciendo su derechos sociales; gracias al crecimiento económico se cuenta con más recursos para hacer frente a las demandas sociales; entonces, lo que se está haciendo hoy día, básicamente, es constitucionalizar un Estado social que se ha venido construyendo en los últimos 30 años. Pero no porque estén en la Constitución se van a resolver los problemas; aunque sí se le da una señal clara al Estado para que se ponga las pilas.
- Uno de los temas que generó debate fue el de la supuesta incompatibilidad entre el estado social de derecho y el principio de subsidiaridad.
- Se ha tratado de caricaturizar o descalificar el principio de subsidiaridad, en el sentido de que implica alejar al Estado, poniendo la ideología por sobre la ciudadanía. Pero en los últimos 30 años la Constitución vigente, que no habla del principio de subsidiaridad, ha permitido la construcción de un Estado importante en materias como educación o salud.
Normas más robustas
- Ya comenzó el debate y votación en el Pleno que tiene que aprobar todo por 3/5, ¿cómo ve este escenario?
- Cuando se empezaron a trabajar distintos temas en las subcomisiones, ninguna de ellas estaba aislada del resto. Los 24 siempre estábamos interactuando en forma constante. No entendería cómo alguien pudiese rechazar alguna norma de lo que se vota esta semana si todas fueron visadas por todos y nadie presentó propuestas aparte. Tampoco es una constitución terminada, hay cosas que no han sido resueltas, cosas que hay que afinar.
- ¿Qué temas estima que hay que mirar con más profundidad?
- Hay temas que después hay que ir viendo vía enmiendas. Por ejemplo, desde la subcomisión que integro, no se incorporó una norma más robusta en cuanto a la progresividad, la responsabilidad fiscal; uno quisiera tener una norma más robusta para toda el área de derechos sociales.
- ¿Los comisionados sienten la responsabilidad imperativa de que esta vez la propuesta se apruebe?
- Son dos momentos distintos, el anterior fue rechazado porque era un mal texto; la gente sintió que podía poner en riesgo lo logrado en los últimos 30 años, generaba incertidumbres respecto al futuro… Claramente, no se va a presentar a la ciudadanía un texto con las deficiencias y los contenidos radicales que tenía el pasado; pero uno no puede obviar tampoco que el momento constitucional se ha venido desinflando.
- ¿Cómo así?
- No quiero decir que la Constitución no es importante, pero así como veíamos antes y después de octubre de 2019 que el tema constitucional no estaba en las primeras prioridades de la gente, siento que hoy día también hay un escenario de rechazo, no por el texto, sino porque la gente siente que ahí no está la solución a sus problemas.
- Algunos analistas advierten que de no cerrarse este capítulo habrá inestabilidad política y económica, perjudicando la inversión. ¿Comparte esa mirada?
- Es importante tener presente que hay sectores políticos que nunca van a validar ni abrazar una constitución distinta a la que los represente en un 100%; es decir, su propuesta era la Constitución rechazada y probablemente siempre van a tratar de invalidar otra versión. Entonces, por mucho que un plebiscito termine aprobando un texto o rechazándolo va a haber siempre presión política de algunos sectores para cuestionar y echar abajo la Constitución que se acuerde entre una mayoría más estable. Hay que hacerse cargo de esa tensión que se ha venido instalando desde ciertos sectores políticos.
Hombre del Partido Socialista
- Da la sensación que la situación económica estuviera menos mala de lo que se esperaba. ¿Cuáles son sus expectativas acerca del Informe de Política Monetaria (IPoM)?
- Respecto a este tema y la coyuntura económica, Hacienda ha tenido una mirada más positiva respecto a la evolución de la economía este año y el Banco Central ha sido más conservador, más cauto. Pero entre ambas posiciones, la verdad es que el crecimiento es muy mediocre, es básicamente estancamiento. Nos estamos dando vueltas y discutiendo en un margen muy acotado de estancamiento, mediocridad y claramente insuficiente para los desafíos del futuro.
- ¿Por qué cree eso?
- Esa batalla la estamos perdiendo, porque uno no ve una batería de proyectos, un ánimo, un clima que permita mejorar el PIB tendencial. El ministro Marcel dice que ya están mejores las cuentas, el Banco Central va a hablar a través del IPoM, no sabemos lo que va a decir… Pero acá hay que hacerse cargo de lo que está pasando en el mercado laboral. Tenemos una tasa de ocupación similar al año 2010, previo a la pandemia, en un 55%. Eso implica una mayor tasa de desempleo, pero también que mucha gente no está buscando trabajo.
- Es una situación compleja...
- Y eso me preocupa desde la óptica social, porque los hogares más vulnerables son donde la participación en el trabajo es mucho más baja. En los sectores altos es cerca de sobre el 70% y en los bajos, bajo el 25%. Entonces, crear empleo no es una obsesión de los economistas, es una herramienta precisamente para que los más vulnerables puedan encontrar mejores oportunidades y salgan adelante.
- ¿Con qué políticas públicas se podría avanzar?
- Como en todas las cosas no hay bala de plata, hay para echar a perder algo, pero para arreglarlo cuesta mucho más y son temas transversales. Por ejemplo, el tema de la burocracia en el Estado y acá hablamos de la modernización estatal, que es una cosa muy lejana, pero se podría homogenizar, coordinar las distintas miradas que podría haber de las seremías a lo largo del país. El tema medioambiental, no se trata de una institucionalidad medioambiental que ponga el desarrollo económico por sobre el medioambiente, no, muchos países tienen resuelto cómo se puede desarrollar la economía con protección y cuidado del medioambiente, pero nosotros estamos enfrascados en una politización de nuestros sistemas de resolución de temas ambientales y eso hay que destrabarlo. Estos son temas menos sexi en los que cuesta más avanzar, porque no pasan por llevarse aplausos fáciles, sino que tienen un costo importante para quien los impulsa.
- Su sector siempre ha sido un admirador de la labor del ministro Mario Marcel en el Banco Central, ¿cómo lo ve ahora?
- Marcel tuvo cargos menos expuestos políticamente antes de llegar a Hacienda y, claramente, la gente tiene que ir acomodándose en función de los caros que va aceptando, pero siempre fue un hombre del Partido Socialista.
- ¿No le genera mucha confianza?
- No es que me genere más o menos confianza, sino más bien que hoy día es el Marcel que siempre ha sido.