Lecciones de Vida

Bárbara Hernández: “El agua fría es como volver a respirar”

La "Sirena de hielo" estuvo 143 días sin nadar debido al confinamiento. Ahora está dedicada a recuperar el tiempo perdido para competir en septiembre en Nueva York. Aquí sus lecciones de vida.

Por: Sofía García-Huidobro. | Publicado: Domingo 23 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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Fotos: Verónica Ortiz.
Fotos: Verónica Ortiz.

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"Me dio mucha pena cuando anunciaron el listado de los deportistas que podían volver a entrenar y yo no aparecía en ninguna parte. El nado en aguas gélidas no es deporte olímpico, pero como voy a competir en septiembre en Nueva York, tengo financiamiento del ministerio del Deporte y el reconocimento como mejor deportista 2019 en categoría no olímpica, pucha, la esperanza es lo último que se pierde. Entonces pensé: “¿qué más tengo que hacer? ¿no bastan los glaciares? ¿tengo que nadar con pinguinos para ser reconocida como nadadora? ¿qué más tengo que dejar?” 
Me la jugué. Me reuní con mi entrenador, mi fisioterapeuta y mi pololo, que es el kayakista, y decidí que iba a competir igual, aunque solo hubiera entrenado en seco. Vamos que se puede, contra viento y marea. Entonces la surfista Lorena Fica, nos mencionó a mí y a Ramón Navarro, en una entrevista porque necesitábamos permiso para volver a entrenar. Si no puedo volver a la piscina, déjenme ir al mar. Nunca había estado más de una semana sin nadar. El tema creció como bola de nieve, mi video en el tacho de basura con hielo se viralizó, y logramos el permiso. Eso fue hace tres semanas. Estos meses entrené con duchas de agua helada para bajar la ansiedad y usando cosas super rudimentarias como kilos de arroz y lentejas. Mi papá con mi pololo fabricaron una especie de cajón para imitar el nado. 
La gente piensa que yo vivo de la natación y que tengo un sueldo, pero en realidad todo lo que recibo en auspicios y financiamiento lo destino a las carreras y yo me mantengo haciendo charlas. Las carreras son carísimas. La inscripción para la competencia de Manhattan, que consta de 47 kilómetros de nado, cuesta como 4 mil dólares, más pasajes y estadía, son casi 10 millones de pesos. Hice una rifa el año pasado para ir a esta carrera y la gente compró números, ¡no los puedo estafar! La Fundación Impulso Inicial me ayuda y el ministerio del Deporte también, así que me las iba a tener que jugar igual. Parto el 23 de septiembre, me quedan cinco semanas para recuperar muchos kilómetros. Me encantaría no demorarme más de 8 ó 9 horas en la carrera, pero estoy dispuesta a estar en el agua el tiempo que sea necesario. Voy a terminarla y a terminarla bien. 
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El frío es como volver a respirar. Esa temperatura gélida te da el aquí y ahora. Todo lo demás desaparece y a veces viene el pensamiento nítido. En época normal íbamos dos veces al mes a entrenar a Portillo, a la Laguna del Inca. La nieve, el frío, entrar al agua helada, son cosas que me cuestan pero uno aprende a disfrutar y es un desafío mental. Se trata de doblegar la propia voluntad porque tu cuerpo se rehúsa. La gente piensa que la motivación es como una pastillita que te tomas. Siempre me pregunta cómo lo haces para estar tan motivada: es disciplina. Si tú te puedes obligar hoy día con algo, aunque sea chiquitito, eso va a marcar la diferencia.
La cuarentena en sí ya es difícil para todo el mundo y soy super consciente. Yo no pude nadar, pero hay problemas mucho más graves, incluso en mi propia familia. Mi Tata está con cáncer terminal, mi papá sin poder trabajar y mi pololo cesante. Soy psicóloga y eso me ayuda a entender que está bien pasar por todas las emociones. Al principio de la cuarentena había un ideal: “esta es una  nueva oportunidad para valorar a la familia, aprovechar el tiempo, bla bla ”. Me alegro por esa gente, pero esas cosas yo las hacía: ya prioricé mi pasión. Me gusta mi vida, con todo lo difícil que tenga. Bacán que quieran hacer una competencia de quién lo pasa mejor en cuarentena, pero hay problemas reales. Vivo en Recoleta y hay gente haciendo fila para la olla común. No me puedo abstraer de eso. He hecho muchas charlas gratuitas, tantas que ya ni me acuerdo, a clubes deportivos, agrupaciones de regiones, mujeres emprendedoras, escuelas rurales, etcétera. Vivamos lo que tengamos que vivir, validando las emociones y no juzguemos a los otros por no sentirse igual que nosotros. 
Para mí el agua es mi continuo vital. He pasado por mil cosas, pero el agua siempre está ahí. Los primeros meses de cuarentena soñaba todos los días que nadaba. Necesitaba mis endorfinas de agua helada. Entreno porque tengo que cuidar mi cuerpo para nadar, pero no estoy ni ahí con hacer 600 sentadillas ni tener calugas para ser influencer y que me comenten que estoy más flaca. Como deportista, uno lo quiera o no, pasa a ser un referente, y eso me lo tomo con mucho cuidado y cariño. Trato de ser esa nadadora que a mí me hubiera gustado conocer cuando tenía 10 años. Por eso contesto los mensajes y mando saludos para las alianzas del colegio. Qué bacán que alguien se tome el tiempo de seguir tu trayectoria y que tú lo puedas inspirar de alguna forma. 
Le debo mis dos óceanos a Andrónico Luksic y creo que gracias a él voy a terminar de nadar los óceanos que me faltan. El año pasado tuve mucha presión antes de nadar el Canal de la Mancha y Andrónico me dijo que lo más importante era mi salud, que me tenía que cuidar y disfrutarlo. Si la persona que más aportó para que yo pudiera competir, me dice: “cuídate”, ya me sacó una mochila gigante. Siempre haré mi mejor esfuerzo, pero no me van a dejar de ayudar o de querer si pasa cualquier cosa.
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Al nadar, hay imágenes que me sostienen. Cuando crucé el Beagle, qué manera de tener frío. Hasta el corazón lo sentía helado, pero yo sabía que había gente esperándome. Cómo no iba a llegar. Siempre hay algo de miedo y dolor físico. Sientes la boca muy inflamada, tu cuerpo empieza a hacer espasmos. Tu cabeza no más dice: “Dale, dale, dale”. E imágenes: mi mamá, yo tomando once, comiendo humitas, una siesta con mi pololo y mis perros, la tía del camarín, los tíos de la piscina que se levantan a las 5 am para que yo entrene. Recurro mucho a eso. No sé qué pensarán otros deportistas, pero para mí pero el vínculo con la gente es muy importante”.
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