El museo que recuerda la erupción del volcán Chaitén
La semana pasada se inauguró el Museo de Sitio de Chaitén. Es el primer museo dedicado a un desastre natural en Chile, y funciona como un lugar de registro histórico que también da cuenta de la fuerza y resiliencia de toda una comunidad.
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El 1 de mayo de 2008, a las 23:38 horas, comenzó la erupción del volcán Chaitén cuyas cenizas desbordaron los cauces de los ríos que arrasaron casi por completo con la ciudad homónima a sus pies. Casi 13 años después, acaba de inaugurarse el Museo de Sitio de Chaitén, un espacio de memoria para sus habitantes y para quienes visitan esta localidad de la X Región, que es también la puerta de entrada a la carretera austral.
"La erupción del volcán no solo fue un hito en la línea de tiempo de la ciudad, también la marcó en lo más profundo de su tejido social porque dispersó a su población", dice Katerine Barría, directora del museo y encargada territorial de Patagonia Verde Procultura. Ella es chaitenina y vivió en carne propia la experiencia de ver a su familia y vecinos desperdigarse por la región. Algunos de ellos, cuenta, siguen viviendo en Puerto Montt y otros en Futaleufú.
Katherine trabaja en la Fundación Procultura hace seis años. Antes venía del mundo del turismo y también es gestora cultural de la Universidad de Chile. Le tocó participar de este proyecto desde su gestación; lo que en un momento sería un trabajo de rescate fotográfico y patrimonial, luego tomó la forma de un museo.
En 2017 el ministerio de Bienes Nacionales le concesionó a Fundación Procultura un terreno a orillas del Río Blanco donde se emplazó la construcción a cargo de los arquitectos Raúl Irarrazabal y Juan Pablo Chandía, gracias al financiamiento del Programa de Infraestructura Cultural Pública y/o Privada del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. "Ha sido un proyecto muy orgánico. Fue bonito trabajar en él, desde lo profesional y lo personal, siendo chaitenina", dice Barría.
En otras partes del mundo hay museos de sitios y memoriales de características similares, pero, afirma su directora, el caso de Chaitén es particular porque el proceso de reconstrucción todavía está activo: "El pueblo aún no se regenera del todo, la explosión sigue sucediendo. Entonces el museo se implanta también a nivel simbólico para resarcir el dolor de las personas y reconciliarse con su experiencia. Entender que se vive en un territorio indómito y fuerte en cuanto a su energía, habla sobre la resiliencia de una comunidad. El volcán todavía tira vapor, sigue muy presente, pero la gente no tiene miedo porque entiende que convive con un territorio intenso".
El Museo de sitio está en medio de la "manzana 8", que es la única zona que se dejó intacta tras la erupción, por lo que se pueden ver viviendas semienterradas en cenizas y piedras volcánicas que ahora son denominadas casas testigos. Al visitar este lugar, es posible apreciar la dimensión y el impacto del desastre natural, lo cual muestra también el valor de los chaiteninos y su carácter aguerrido al momento de rehabilitar su ciudad, enfatiza la directora del museo. "Es casi terapéutico porque permite enfrentar el pasado".
"La naturaleza y su comportamiento es parte de la identidad de las personas y de las comunidades. Este Museo contextualiza un espacio de memoria. También esperamos que sea una oportunidad para generar un nuevo polo turístico en la zona y esperamos que sea un aporte al desarrollo cultural, social y económico de Chaitén", afirma Alberto Larraín, director de la Fundación Procultura.
El pasado 22 de enero fue la inauguración del primer museo dedicado a un desastre natural en Chile. Esta se realizó cumpliendo con todos los códigos sanitarios correspondientes y contó con la asistencia de algunos vecinos dueños de esas casas, hoy abandonadas, los cuales pudieron compartir su experiencia.
En el interior del edificio hay un centro de interpretación, imágenes y material audiovisual, a lo cual se suma una pasarela que lleva a un circuito y un mirador con vista 360 al volcán Chaitén y al Corcovado, y desde donde se puede observar también el río Blanco y el fenómeno geológico ahí acontecido.
La idea, cuenta Barría, es que este espacio además se utilice para talleres y eventos culturales transformándose en un lugar de encuentro para la comunidad. "Hay familias que volvieron a vivir aquí durante los últimos años porque las raíces tiran. También hay una generación de nuevos chaiteninos que ha llegado desde otras partes del país. Esta nueva ciudad es la que hoy necesita poder cohesionarse", afirma.
Destaca que en estos momentos hay unos 2.500 habitantes en Chaitén urbano y una considerable tasa de natalidad. Además el geoturismo es una tendencia que ha ido en alza y que, en tiempos sin Covid-19, genera un mayor flujo de visitantes en distintas épocas del año. Por ahora el Museo está en marcha blanca y funcionando con aforo limitado, pero en su primera semana ha recibido visitantes que están de paso y también a los miembros de la propia comunidad.
El proceso de reconstrucción tras la erupción ha sido lento, opina la encargada territorial: "Esa es una mochila que cargamos, pero hay suficiente energía para seguir trabajando y estamos todos aportando. No será igual que antes, pero quizás será mejor".
La Patagonia Verde
Junto a otras comunas de la región como Cochamó, Hualaihué, Futaleufú y Palena, Chaitén conforma la zona ahora denominada Patagonia Verde. Se llama así por la cantidad de bosques nativos existentes en su territorio, en contraste con el paisaje patagónico de Magallanes cuya vegetación es más árida. En Fundación Procultura el principal objetivo es la descentralización y se preocupan del bienestar de quienes viven en comunidades más aisladas, por lo que crearon dentro de su estructura la denominada zona territorial Patagonia Verde. "Trabajamos desde las comunidades y para las comunidades. Eso abarca desarrollo turístico, actividades culturales y trabajo móvil, todo en base a la confianza", afirma Katerine Barría.