"Quiero que los demás Masters of Wine sepan la historia no contada, que el vino en Sudamérica nació en Perú"
Cees Van Casteren, promotor de la reciente visita de la delegación de Masters of Wine a Perú, dice que el país debe trabajar en encontrar una cepa que lo identifique en el mundo.
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El pisco se ha posicionado como la bebida emblema de la gastronomía peruana. El vino, por lo contrario, no ha tenido igual éxito. De hecho, los peruanos somos modestos en su consumo: apenas alrededor de 1,8 litros per cápita por año.
Son 22 litros menos que Argentina, y lejos aún de los 12,2 litros de Chile. Así el dominio del dios Baco aún es una expectativa. El desafío es claro: el punto de partida está en identificar una cepa que se adapte al suelo y clima nacional para introducir numerosas variedades de uva. Si el Malbec es a Argentina, el Cabernet a Chile y el Tannat a Uruguay, ¿qué cepa corresponde convertir en bandera de nuestros vinos nacionales? La respuesta aún está pendiente.
Al menos así lo señala Cees Van Casteren, promotor de la reciente visita de la delegación de Masters of Wine a Perú. Pues, según indica, queda un camino por recorrer para hallar esa cepa por la cual los vinos peruanos adquieran reconocimiento en el mundo y alrededor de la cual las bodegas basen su mayor producción.
“No muchas personas saben que en el Perú se hace un buen vino, quiero que los demás Masters of Wine lo prueben, sepan la historia no contada, que el vino en Sudamérica nació en Perú”, sostiene en conversación con Gestión.
“Tenemos curiosidad por descubrir por qué un país cuya producción de vino se remonta al siglo XVI o XVII, que fue pionero de esta bebida en su región, nunca desarrolló todo una industria, por qué no alcanzó su máximo potencial, por qué no floreció”, complementa de su lado el educador Ying Tang.
Colaboración entre viñas
Más allá de la identificación de la cepa, Van Casteren hace énfasis en la labor conjunta que debieran hacer las bodegas.
“Cuando visité Bolivia en 2010, su vino era muy poco conocido, los productores venían compitiendo desde hace décadas entre ellos mismos, hasta que intentaron colaborar en conjunto, sentarse alrededor de la misma mesa. Hoy Bolivia se está convirtiendo en un fenómeno”, cuenta con la convicción de que la experiencia puede replicarse.
Es un hecho: el Instituto Boliviano de Comercio Exterior arrojó recientemente que desde el 2012 el país redujo las importaciones de vino registrando un incremento en la exportación de esta bebida a lugares como Argentina, Chile y Francia.
“Si no hay unión, no se puede tener éxito”, sentencia Van Casteren, quien espera que las visitas de los Masters of Wine contribuyan a unir a los productores para “tener un proyecto conjunto y a futuro sobre el vino peruano”.
El plan, coincide con su homólogo, es generar sinergias entre diferentes bodegas, el Estado y entidades como Promperú para impulsar el crecimiento de la industria.