El orgullo nacional de Alemania ha recibido golpes aplastantes en las últimas semanas
La guinda de la torta fue el shock por la derrota humillante de su selección de fútbol.
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Llamémoslo un verano desastroso para Alemania.
Pese a todo lo que está yendo bien en este país de aproximadamente 83 millones de personas –una economía en crecimiento, un mercado inmobiliario en auge y un desempleo en mínimos récord–, el orgullo nacional ha recibido algunos golpes aplastantes en las últimas semanas.
Si bien a los alemanes les gusta recordarle al resto del mundo que fabrican automóviles asombrosos, juegan un fútbol excelente, eligen Gobiernos estables y poseen un sólido banco de reputación mundial, esas verdades aceptadas han comenzado a desmoronarse.
La canciller Angela Merkel, el baluarte de la estabilidad europea, está luchando contra un motín creciente en su propio Gobierno. La alguna vez orgullosa industria automotriz avanza a los tumbos de un escándalo a otro. Deutsche Bank AG es solo el caparazón de lo que era. Y la frutilla del postre fue el shock por la derrota humillante de su selección de fútbol el miércoles, cuando Alemania, la defensora del título, quedó fuera de la Copa del Mundo en la primera ronda, la primera vez que esto ocurre desde 1938.
"No esperaba que volviéramos a ganar la copa, pero no superar la primera ronda es una verdadera sorpresa", dijo Reiner Malberger, un fanático de fútbol de Dortmund que estaba visiblemente sacudido, vestido con una camiseta de la selección alemana, tras beber un sorbo de cerveza de su vaso de plástico y ver el partido en un evento público en Berlín.
Equipo 57º
La eliminación de Alemania fue un acontecimiento de tal importancia nacional que incluso la canciller se sintió obligada a opinar: "Honestamente, estamos todos muy tristes esta noche", dijo Merkel en un acto público tras la derrota 0-2 ante Corea del Sur, un equipo que ocupa el lugar 57 en el ranking de la FIFA encabezado por Alemania. Ahora, el futuro del director técnico alemán, Joachim "Jogi" Löw, quien ha liderado el equipo durante casi 12 años, está cuestionado.
Aunque el drama político sorprendió con la guardia baja a muchos observadores acostumbrados a un sistema político estable en Alemania, las actuales dificultades de Merkel fueron eclipsadas el miércoles por la indignación nacional tras la derrota en el campo de juego.
El titular de tapa de Bild, el periódico más grande de Alemania, lo resumió este jueves por la mañana: "¡Sin palabras!". La noticia también fue tapa del serio Frankfurter Allgemeine Zeitung, mientras que Der Spiegel calificó la actuación del equipo como una "desgracia histórica".
Esa descripción también corresponde a la industria automotriz alemana. No pasa una semana sin nuevas revelaciones sobre el escándalo del fraude con el diésel que comenzó con Volkswagen en 2015. La semana pasada arrestaron al máximo ejecutivo de Audi, acusado por los fiscales de tratar de alterar las pruebas en una investigación en curso, y ha permanecido en la cárcel desde entonces, algo sin precedentes en Alemania para un alto líder corporativo. El flujo constante de malas noticias llevó al organizador de los premios automovilísticos más prestigiosos del país a cancelar el deslumbrante evento la semana pasada, diciendo que no había motivos para el júbilo.
Y luego está Deutsche Bank. Aparentemente, todos los días la entidad de préstamo más grande de Alemania pierde a un banquero clave mientras intenta eliminar miles de empleos en un esfuerzo por obtener nuevamente ganancias. El banco es de lejos el de peor desempeño en el índice de referencia alemán este año, habiendo perdido el 43% de su valor desde el comienzo de 2018.