La farmacéutica estadounidense AbbVie desistió de comprar a su rival inglesa Shire. Richard González, director ejecutivo de AbbVie, dijo: "Aunque la razón estratégica de combinar nuestras empresas sigue siendo fuerte, la valorización acordada ya no está sostenida, como resultado de los cambios en nuestras normas tributarias".
Qué construcción gramatical tan extraña: "ya no está sostenida". Hay una frase peculiar, también, en el anuncio de Hewlett-Packard de que se estaba dividiendo en dos: "HP ha vuelto a encender su tubería de innovación". Uno no tiene que pensar mucho sobre las tuberías, reales o metafóricas, para darse cuenta de que no hay que encenderlas, y mucho menos volver a encenderlas". El resto de la nota de prensa de HP no es mucho mejor. Una de las mitades del grupo dividido, HP Enterprise, se ocupará del almacenamiento, servicios y software. HP Inc, la otra mitad, entregará "innovaciones que darán poder a las personas para crear, interactuar e inspirar como nunca antes". En realidad, venderá computadores personales e impresoras. HP una vez tuvo escritores que podían captar nuestra atención. En 1973, Bill Hewlett, uno de los co-fundadores, escribió: "¿Cuál es el estilo HP? Pienso que en términos generales son las políticas y las acciones que surgen de la creencia de que los hombres y las mujeres quieren hacer un buen trabajo, un trabajo creativo, y que si se les proporciona el entorno adecuado lo harán".
¿Dónde está hoy el líder corporativo capaz de tanta elegancia sin adornos? ¿Por qué la redacción corporativa ha caído desde el tiempo de los fundadores de HP? Una posibilidad es que los jefes perdieron la habilidad. Dos años después de que Hewlett escribiera eso, Newsweek publicó un artículo titulado "¿Por qué Johnny no puede escribir?". El artículo decía: "Entre los adolescentes, el desempeño en escritura parece estar deteriorándose a un ritmo alarmante". Esos adolescentes tienen ahora 50 años, la edad de nuestros líderes corporativos. Pero ésa no es toda la respuesta porque podrían contratar a gente que sí sepa escribir.
Gran parte de lo que las empresas escriben y ponen en boca de sus principales ejecutivos no convence porque carece de convicción.
¿Por qué AbbVie abortó la adquisición de Shire? Porque su objetivo original era una "reversión" -un cambio en su base legal para bajar su tasa de impuestos en EEUU. El gobierno ha tomado medidas drásticas. ¿Por qué no dijo simplemente "a la luz de los cambios tributarios, ya no podemos justificar el precio" en lugar de la "valoración ya no está sostenida"? Porque eso sería admitir que la "razón estratégica" nunca fue tan fuerte como aseguraba. La voz pasiva se usa para evadir la responsabilidad, como dice el libro "Errores Fueron Cometidos (Pero no por mí)". La declaración de Meg Whitman, CEO de HP –"el trabajo de los últimos tres años ha fortalecido significativamente nuestros negocios centrales al punto de que podemos perseguir de forma más agresiva las oportunidades creadas por un mercado que cambia rápidamente"– ignora su insistencia previa de que las partes del grupo estaban "mejor juntas".
¿Por qué no decir "cambié de opinión"? Rara vez se ve una declaración de la empresa admitiendo lo que ya todos saben.
En muchas compañías, hay gente preocupada del riesgo de ser abierto, el riesgo legal, el riesgo de relaciones públicas. Y este es el segundo problema: hay demasiadas personas involucradas, todas queriendo mostrar que está agregan valor, y todas aterrorizadas de cometer un error. He estado en reuniones donde hay que cuatro consultores externos de relaciones públicas apoyando al equipo interno. Uno habla, uno resume, dos toman notas. Más tarde, sin duda, uno agrega un adjetivo sin contenido al comunicado, otro una metáfora mutilada. Ninguno queda satisfecho pero nadie quiere asumir la responsabilidad por el todo. Es hora de que los CEO escriban por sí mismos, o contraten a un escritor decente. No sería tan doloroso como ellos piensan.