Robo de cobre crece en atracos y violencia y mineras se suman a mesa de trabajo del Gobierno
Convocada por el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, en la instancia enfocada en el metal rojo participan Cochilco, Enami y Consejo Minero, entre otras entidades.
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El incremento en el número de asaltos a las mineras de cobre o a empresas que transportan este mineral, así como el grado de violencia y organización de los perpetradores han llevado a las compañías del sector a sumarse a la mesa de trabajo organizada por el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve.
La instancia, denominada Mesa Nacional para la Prevención y control del Robo de cables de Cobre, es considerada por la industria una pieza clave para combatir este delito, que si bien siempre crece cuando sube el precio del metal rojo, nunca antes había llegado a los niveles de sofisticación de hoy.
Cristián Argandoña, Gerente general grupo minero Las Cenizas. Katharina Jenny, gerenta general del Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB). Foto: Archivo
En Sonami, el presidente del gremio Diego Hernández señala que estos eventos han subido en cantidad y violencia. Cristián Argandoña, gerente general de Minera Las Cenizas y director del gremio minero, cree que es el momento de incorporarse a la mesa del gobierno por el nivel de organización que muestran estos delitos.
FCAB: 20 robos en siete meses
Una de las compañías que ha sufrido atracos es Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB), que transporta cobre y otras mercancías en una ruta de 780 kilómetros por el desierto. Entre enero y julio del 2022 ocurrieron 20 eventos, siendo sustraídos 59.000 kilos de cobre (en láminas o cátodos) aproximadamente, los que son avaluados en unos $ 600 millones, señaló Katharina Jenny, gerenta general de FCAB.
Respecto a quién está detrás de estos actos, la ejecutiva señaló que “creemos que hay robo ´hormiga´ por personas que aprovechan situaciones puntuales para acceder a los carros y sustraer láminas de cobre, pero también que hay bandas organizadas, ya que actúan coordinadamente para sustraer importantes cantidades de cobre, se valen de armas y de vehículos de alta cilindrada, lo que les permite cargar el cobre y huir por el desierto utilizando rutas informales”.
“No nos habíamos enfrentado a este tipo de situaciones tan complejas antes”, dijo la ejecutiva.
Una variable compleja es la violencia. “Pasamos de robos de cantidades puntuales, a robos a gran escala, protagonizados por bandas con alto nivel de violencia y organización”, sostuvo.
Relató que “en mayo fue asaltado intempestivamente un tren por varios sujetos en pleno desierto, y para ello amenazaron y maniataron a nuestros colaboradores”. Agregó que “días después, sufrimos el asalto a un camión, con similar modus operandi”.
Asalto de ocho toneladas
“Esta es la tercera vez en un año y medio que nos asaltan”, comentó el gerente general de Minera Las Cenizas, Cristián Argandoña, respecto del atraco ocurrido el 20 de julio en su Planta de Óxidos en Tal Tal, donde les robaron ocho toneladas de cobre en medio de la noche. “Es mucho más que antes, pero lo que nos sorprendió fue el grado de organización y violencia: eran 12 personas, en cuatro vehículos, armados, con gran violencia verbal y física, con conocimiento detallado de las instalaciones, de los equipos de seguridad, por ejemplo, cómo se apagaban las cámaras, y de aspectos internos como el funcionamiento de los sistemas de sistemas de turnos”, rememoró.
A esta minera le robaron cátodos de cobre, es decir, mineral 99,9% de pureza, que se encuentra en su etapa final para convertir en cables u otro insumo de consumo final. “Por más que como empresa tomemos medidas, se requiere de coordinación con las autoridades e inteligencia para saber qué medidas son las más eficientes, cuál es la red posterior en el tráfico del cobre robado y así poder desmantelar las bandas que operan aquí”, indicó.
Hizo ver, por ejemplo, que en el último atraco era evidente que cerca de la planta había un camión de mayor tonelaje para transportar las ocho toneladas de cobre. “Eso nos habla de un grado de organización mayor, porque un camión capaz de transportar varias toneladas de cobre no es lo mismo que robarse una camioneta para asaltar”, explicó Argandoña.
Lecciones del caso Codelco-Escondida
Un caso para sacar lecciones es aquel que afectó a Codelco y Escondida a mediados de la década pasada y que involucró una organización criminal de una veintena de personas. Es el mayor robo de cobre detectado hasta la fecha, involucró 126 camiones y un contrato de US$ 10 millones.
Escondida y Codelco tenían un contrato para que la primera le entregara a la segunda concentrados de cobre para procesar en Potrerillos, en El Salvador. Es decir, el mineral viajaba desde la zona andina de la Región de Antofagasta, a la parte sur de la Región en Atacama. Según reveló la investigación posterior, los camiones hacían una parada técnica en Pan de Azúcar y ahí cambiaban el concentrado de cobre por tierra del desierto. Habían interceptado el control de las muestras, de manera que éstos no inspeccionaban como era debido y la tierra seguía su camino con las aprobaciones correspondientes. A Potrerillos llegaban camiones con tierra, no cobre.
¿Qué pasaba con el concentrado de cobre? Cristián Quinzio, abogado que llevó el caso por Codelco, contó que algunos pequeños productores de Enami les llegaba ese mineral para procesarlo en las fundiciones de la otra minera estatal. “Era un fraude completo, pero sin violencia, muy sigiloso, que involucraba a muchas personas en distintas etapas, pero que involucró millones de dólares”, señaló.