Reportajes

La última jugada de Verónica Calderón

La menor del clan que controla Ripley concretó un millonario acuerdo con sus hermanos. El proceso se dilató más de un año, periodo en el que decidió asesorarse con el estudio Carey.

Por: José Troncoso | Publicado: Viernes 20 de diciembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Ilustración: Ignacio Schiefelbein
Ilustración: Ignacio Schiefelbein

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Verónica Calderón Volochinsky (44 años) logró su objetivo: pasó a ser accionista de forma directa de Ripley, compañía fundada en los años 50 por su padre Alberto y su tío Marcelo Calderón Crispín.

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Todo partió a mediados del año pasado, cuando Verónica, la menor del clan y publicista de la Universidad del Pacífico, acusó que, tras un aumento de capital realizado en 2011 en una de las sociedades a través de la cual la familia controla la multitienda, se diluyó su participación en la firma. Dijo que se “apropiaron de sus acciones”, lo que a su juicio le significó “decenas de millones de dólares en pérdidas”.

En la otra vereda, sus hermanos Andrés, Lázaro y Michel, rechazaron todas esas afirmaciones. Al medio, el padre y la madre, Alberto Calderón y Patricia Volochinsky.

La publicista llegó a amenazar con una millonaria demanda en contra de sus hermanos: “Defraudaron mi confianza”, fueron sus palabras. “Nuestra hija Verónica está equivocada. Esperamos de corazón que recapacite”, dijeron sus padres en una declaración pública.

Algunos de los mejores abogados de la plaza fueron contratados por lado y lado. Los hermanos hombres hasta pagaron asesores comunicacionales. Portadas de diarios, cartas al director… la disputa escaló y no hubo como frenarla. Hasta que las partes llegaron a un acuerdo.

A primera hora del viernes 22 de junio de 2018, la familia hizo público un comunicado: “Comunicamos que en base al respeto y cariño mutuo que siempre han prevalecido, los hermanos Calderón Volochinsky han resuelto sus diferencias en el seno familiar, recomponiéndose las confianzas mutuas”, señalaron.

Quien medió para lograr esta “salida amistosa” fue Sergio Hidalgo, un ex ejecutivo de Ripley y hoy director de varias filiales de la sociedad. Quienes lo conocen destacan que es cercano a todos los hermanos y al patriarca, lo que le valió ser el elegido para impulsar el acuerdo.

Pese a que no se alcanzó a ir a juicio, los tres Calderón hombres tenían varias cartas que respaldaban su postura. Incluso, una misiva de la matriarca del clan en la que le pidió “parar” a Verónica y sus acciones judiciales, ya que –a su juicio- fueron sus hermanos quienes hicieron crecer a Ripley.

Menos plata

Cuando se anunció el acuerdo hace más de un año, las partes se encargaron de mantenerlo bajo absoluta reserva. Aquella vez, trascendió que Verónica recibiría cerca de US$ 20 millones en efectivo, además de acciones de Ripley equivalentes al 7% de la propiedad. En ese entonces, el paquete estaba valorado en más de US$ 130 millones.

Pasaron las semanas, meses, un año, y el acuerdo no se materializaba. Las diferencias entre los hermanos volvieron a reflotar. Distanciamiento total.

No obstante, cercanos al proceso afirman que todo se dilató porque la fórmula para que Verónica sea accionista directa fue muy compleja.

En el intertanto, la menor del clan no se quedó de brazos cruzados. En un primer momento se asesoró con el abogado penalista Juan Pablo Hermosilla, con quien se mantuvo hasta que se firmó el acuerdo en junio del año pasado. Luego, pasados los meses, se contactó con el estudio Carey.

Verónica no pudo ser contactada para este reportaje. Tampoco, el socio del estudio, Salvador Valdés, quien no respondió a las consultas de este diario.

Hasta que llegó el 13 de diciembre de 2019. Ese día, la agencia de comunicaciones de Ripley emitió un comunicado sobre cambios en el grupo controlador de la compañía.

“Con esta fecha Verónica Calderón Volochinsky se ha retirado de las sociedades controladoras de Ripley Corp y ha adquirido un total de 138.719.257 acciones de Ripley Corp, las que representan el 7,16% de las acciones de la sociedad, en compra directa, a precio de mercado, a las sociedades que forman parte del grupo controlador”, se detalló.

A continuación, se precisó que los hermanos Andrés, Lázaro y Michel Calderón mantendrán el control de la compañía con un 42,84% de propiedad indirecta de las acciones de Ripley Corp. Adicionalmente, suscribieron un acuerdo de sindicación de votos respecto de las acciones que compró su hermana.

“Verónica mantiene su compromiso con Ripley y reconoce la gestión realizada por la compañía en estos años. Como familia de empresarios continuaremos trabajando juntos para seguir contribuyendo al desarrollo del país”, concluyó el comunicado.

Así, la publicista logró ser accionista directa de la multitienda. Pero nadie se imaginó la fuerte baja que tendrían las acciones del retail. Los papeles de Ripley acumulan una caída de casi 40% en el año, con lo que el 7,16% de la empresa vale actualmente US$ 62,7 millones.

Antes de destaparse el caso, Verónica tenía el 7,37% de Ripley a través de la sociedad Inversiones Leonardo Da Vinci Limitada. En primera instancia, sus hermanos le habían propuesto mantener sus acciones aguas arriba y cederle aproximadamente el 2,5% de Ripley, paquete que estaba valorado en ese entonces en US$ 53 millones. Pero no aceptó.

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