Raúl Ciudad: “El pivote en mi vida siempre ha sido la tecnología”
El conocido empresario del sector de tecnologías de información y telecomunicaciones y presidente de la ACTI en varios períodos se ha dedicado en los dos últimos años a armar un portafolio de empresas de biotecnología, inteligencia artificial e innovación. Aquí repasa su trayectoria y reflexiona sobre las decisiones que ha tomado y que considera inteligentes, porque han determinado su rumbo.
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Raúl Ciudad es uno de los mayores impulsores de la implementación de tecnología en Chile. Pasó de ser uno de los responsables de traer marcas como Digital y Compaq y dirigir uno de los más renombrados integradores de sistemas y servicios de TI, a estar entre los responsables de que el país tuviera una agenda digital que lo posicionó como referencia regional, cuando en otros lugares el tema no era relevante.
Hoy está enfocado en la creación de nuevas empresas, en invertir en biotecnología y en apoyar al mundo del emprendimiento de base tecnológica, sobre todo aquellas que conducen el carro de la cuarta revolución industrial. La determinación de mantenerse activo en este ecosistema, a sus 73 años, viene por un hito que marcó su trayectoria en 2018, cuando decidió, junto a sus socios, vender la tecnológica Coasin. Había entrado a trabajar ahí en 1974 y años después la rearmó, cuando se asoció con otros dos históricos de la industria, Andrés Navarro y Ricardo Majluf, para comprar el 51% de la empresa.
“Siempre quiero estar desarrollando cosas nuevas”, dice. Su nueva faceta, en parte, tiene mucho que ver con la venta de Coasin: “Cuando vimos que era un buen momento para salir de la empresa a hacer otras cosas y tomamos la decisión de vender, no queríamos a cualquier comprador o alguien que viera esto como una oportunidad para hacer una inversión de pasada. Queríamos que fuera una multinacional de trayectoria a la que le interesara realmente darle más proyección a esto que durante tantos años construimos, y en función de eso trabajamos”.
La razón, según cuenta, es que entonces tenían más de 1.300 personas trabajando en la compañía y no querían dejarlas en la típica situación precaria o de incertidumbre que por lo general surge cuando una empresa cambia de propietario. “Por eso es que la visión de largo plazo era importante para nosotros, y fue lo que vimos en el grupo inglés Logicalis. Fue una decisión inteligente tomada en consenso entre todos los socios, y aunque ocurrió en 2018, yo me quedé dos años más guiando el proceso de transición”, señala.
La venta de Coasin coincidió con una propuesta del canadiense Terry Matthews, un antiguo socio que tuvo en los ‘90 y con quien nunca perdió contacto. En plena pandemia decidieron asociarse nuevamente para crear en Chile la Wesley Clover Services South America (WCSSA), filial de Wesley Clover International, enfocada en inversiones en proyectos tecnológicos. Antes de eso, en 2019, formó Kimun Biotec, una startup dedicada a la investigación de plantas endémicas o nativas del país con potencial medicinal como el palo negro o el boldo y que ya tiene una sede en Chillán. “Con ese proyecto me empecé a relacionar directamente con la ciencia. Una cosa llevó a la otra y de repente me vi con cinco empresas funcionando en paralelo”, cuenta.
Tecnología: la guía de todas sus decisiones
“Yo soy prehistórico”, dice y se ríe. Cuenta que toda su vida ha estado atento a los avances tecnológicos y que desde los años ‘70, mucho antes de que salieran los primeros teléfonos celulares, ha tomado decisiones determinadas por los avances del mercado en ese sentido.
“Por ejemplo, a principios de los ‘80 iniciamos las primeras comunicaciones de datos entre computadores y terminal remoto, lo que llamaban teleprocesos; fuimos pioneros en eso y ganamos un porcentaje muy grande del mercado. Después, en los ‘90, fuimos los primeros en traer a Chile sistemas de comunicación digital, y pasar de lo análogo a este otro mundo fue un salto gigantesco en materia de servicio. Así fuimos poco a poco avanzando hasta tener una posición de market share muy importante, pero el pivote en mi vida y con todos los socios que he tenido siempre ha sido la tecnología”, reflexiona.
Decisiones clave
A los 28 años ya tenía una carrera promisoria como ejecutivo. Estaba en Coasin y pensó que era buen momento para irse a trabajar a otra compañía en comunicaciones de datos. No lo hizo, después de pensarlo mucho y de analizar los pros y contras. Cree que es de las decisiones más acertadas de su vida, aunque confiesa que no la tomó porque tuvo alguna visión de futuro particular. “No, fue puramente de guata”, recuerda. Lo que sí pensó fue en cómo darle un giro a su carrera y a las cosas que estaba haciendo: “En ese momento fue que le propuse a Navarro y a Majluf comprar la compañía. Me pareció conveniente por la cartera de clientes que ya tenía y listo, me tiré. Vi que había una base de negocio interesante y que la podía hacer crecer, pero sabía que no sería nada fácil, y de hecho no lo fue”.
Otra decisión fundamental en su vida como empresario, y que hoy considera algo arriesgada, coincidió con la quiebra bancaria tras la severa crisis financiera que Chile tuvo en los ‘80.
“Fue una época desastrosa, nos quedamos sin poder hacer negocios prácticamente porque las compañías no compraban productos. Pero nos dimos cuenta de que sí podían comprar servicios. Entonces tomé la decisión de irme a Estados Unidos a hablar con los proveedores internacionales que teníamos en ese momento y les pedí líneas de crédito gigantes”, relata. Coasin, que tenía un patrimonio de US$ 250 mil, estaba pidiendo entre US$ 3 millones y US$ 5 millones. “Todo esto iba asociado a un modelo de servicio de contrato de arriendo o leasing que íbamos a darles a los clientes, con tasas muy convenientes. Pero por supuesto que no entendían mi propuesta, considerando el patrimonio de la empresa. Y yo les dije: ‘Ya, no quiero que me los pasen de una, vayamos usando una especie de línea de crédito con eso, vamos cerrando contratos y ustedes se van a beneficiar porque van a vender muchísimo’”. Y así ocurrió. El negocio se disparó en una economía lenta y muy golpeada.
Un faro para las decisiones del país
El “Pepe Grillo” de la tecnología y la innovación. Así lo bautizó la expresidenta Michelle Bachelet durante su segundo gobierno, después de que él insistentemente la persiguió en todos sus actos de campaña, preguntándole siempre lo mismo: qué pensaba hacer para impulsar la innovación si llegaba otra vez a la presidencia. “Realmente la hostigué”, admite entre risas. Y añade: “Pero fue con una buena intención”.
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