Columnistas

¿Luz en el horizonte?

Emiliano Villaseca

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Ni el más pesimista de los adivinos habría presagiado un año más duro que el que nos ha tocado vivir. Los aluviones del norte, la caída de connotados empresarios, el aumento de la delincuencia y la sensación de inseguridad, la continua presión de Bolivia por una salida al mar, la economía estancada, la baja en el precio del cobre, el incremento del desempleo, la actividad política mostrando su cara más triste y una presidenta sola en la lucha por implementar su plan de gobierno. Lo anterior ha generado un altísimo nivel de desconfianza entre los inversionistas y los ha desmotivado por elegir a Chile dentro de sus portafolios. El resultado: caída en los niveles de inversión, consumo y una bolsa marcando bajos volúmenes transados y cero rentabilidad.


En este escenario, ocurrió un hecho muy positivo la semana pasada que podría estar acercando el tan anhelado punto de inflexión. El viernes, la presidenta entregó un mensaje muy importante al país, reconociendo errores y supeditando el avance de las reformas (reconocidas como el corazón de su plan de gobierno) al crecimiento económico. Definitivamente, un cambio de dirección. Y no estaba sola. En ese golpe de timón, la acompañaban en la mesa los ministros Rodrigo Valdés, Nicolás Eyzaguirre y Jorge Burgos. Tres hombres que entienden bien la importancia de construir un país próspero, que permita distribuir de mejor manera riqueza y no pobreza.


Se hace necesario entender que a los inversionistas y empresarios no les acomoda, favorece, ni conviene desconfiar del gobierno. La gran mayoría de ellos tiene la preparación, las ganas y el entusiasmo de seguir invirtiendo y haciendo empresa en el país. Están deseosos por volver a confiar y señales como las del viernes, se agradecen. Por el momento son solo palabras, pero las expectativas suelen nacer de ellas.


El mensaje del gobierno empieza a generar todo tipo de opiniones a nivel político y empresarial. Tendremos semanas de mucho "ruido ambiente" por lo que sugiero darse un momento para analizar los movimientos de los inversionistas nacionales y extranjeros. Suelen ser muy hábiles en detectar y ponderar las buenas y malas noticias. Por lo general, logran que sus movimientos en los mercados anticipen los hechos de la economía real.
Es de esperar que pronto empecemos a ver hechos concretos que acompañen el cambio de mensaje del gobierno, para que ello no quede solo en palabras.

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