La ciudad inteligente que albergó la final del Mundial

En doce años, desde que recibió el encargo de organizar el Mundial de Fútbol, Qatar ha realizado importantes obras: construyó seis estadios, una red de metro de 37 estaciones que atraviesa la ciudad, carreteras, hoteles e incluso una ciudad nueva. Lusail City es el resultado de la apuesta de este país por tratar de mostrarse como una potencia económica. Ubicada a 23 km al norte de Doha, la capital.

Es una ciudad completamente planificada. Cuenta con áreas residenciales, resorts isleños, distritos comerciales, tiendas de lujo e instalaciones de ocio. Además tiene una serie de campos de golf, islas artificiales y varios distritos de entretenimiento. También es el sitio del Gran Premio de Fórmula Uno de Qatar, que se corre desde 2021 en el Lusail International Circuit.

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El nombre de Lusail proviene de "al wassail", el término local para una planta que crece generosamente en la zona. 

Los planes para construir Lusail City existían desde 2005, pero se aceleraron después de que Qatar ganó los derechos para albergar la Copa del Mundo cinco años después. Levantar esta ciudad de la nada forma parte de un plan conocido como Visión Nacional de Qatar 2030, el cual naturalmente incluía la organización del Mundial 2022 como uno de sus ejes principales.

Se pretende que habiten hasta 200 mil personas para ese año. Actualmente ese número es mucho menor, se estima que es de sólo 20 mil habitantes.

La urbe alberga el estadio donde se jugará la gran final entre Argentina y Francia con una capacidad de 80 mil personas (cuatro veces su población total actual). Diseñado por el arquitecto inglés Sigmuland Foster, que combina dos conceptos de la zona para su fachada exterior. Una es el boul dorado de dátiles, típico de la región y una lámpara local que tiene perforaciones por donde sale la luz.  

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La ciudad del futuro

Lusail está pensada para ser la verdadera ciudad del futuro. Planificada desde cero con la mejor tecnología que controla la seguridad del funcionamiento y ahorro de la energía. 

Desde las luces de tránsito manejadas con sensores hasta las cámaras de vigilancia e iluminación que varían la intensidad. Absolutamente todo está manejado desde un punto central. La urbe está constituida en varias capas y cada una de estas se diferencia gracias a un nivel de tecnología que incluyen miles de sensores, escaneres y cámaras que controlan toda la ciudad. 

Más allá de lo que se puede ver en  la superficie, por debajo todos los edificios están conectados con redes de telecomunicaciones, electricidad, un sistema de recolección de residuos y el aire acondicionado central que conecta toda la ciudad, algo fundamental cuando la temperatura en verano varias veces supera los 50ºC en el desierto. 

Teniendo en cuenta que es una metropoli que naturalmente no podría existir en medio del desierto, todo lo verde tiene un sistema de irrigación automático, donde miles de kilómetros de cañerías de riego se manejan con un sistema independiente. 

Todo bajo control

Hay más de 20 mil sistemas de monitoreo distribuidos en cada punto de la ciudad, así desde el centro de control se puede saber exactamente qué es lo que está pasando. Vigilando a cada una de las personas que están en la calle y fuera de ellas, incluso dentro de los edificios. 

Además cuenta con un sistema de control de tránsito que detecta automáticamente un accidente, envía ayuda y modifica los carteles para desviar el flujo en el momento necesario, evitando más accidentes y congestiones. 

El gobierno digital está en todos lados, es omnipresente. Todas las interacciones con el Estado están ahí: identificación personal, libreta de conducir y de propiedad del vehículo, migraciones y sistema de salud. Incluso se pueden hacer transferencias de vehículos, solicitudes y renovaciones de visa. 

La ciudad además cuenta con su propio software, con pantallas inteligentes desde la cual  se  accede a la información y los servicios. Es más, como todo está conectado, el sistema de transporte y las vías de comunicación indican cómo llegar de un lugar a otro utilizando el sistema más eficiente, ya sea por tierra o por agua a través de sus canales. Metros elevados y buses públicos conectan con calles peatonales, donde, para evitar el calor del sol, árboles artificiales acompañan el recorrido para hacer más agradable el trayecto. 

Hoy Lusail, la ciudad del futuro en medio del desierto, dejó de ser una utopía para convertirse en realidad. Existe, está funcionando y es una ciudad futurista con tecnología de punta que controla cada aspecto de la vida para asegurar el mejor funcionamiento y según parece, nada fue dejado al azar. Una muestra de lo que puede ser la ciudad ideal cuando se manejan todos los recursos disponibles ¿Será realmente sostenible a lo largo de las décadas? Eso solamente lo sabremos con el tiempo.