El goteo bajista de la libra de las últimas semanas ha dado paso esta madrugada en los mercados asiáticos a un brusco hundimiento. En apenas dos minutos ha sufrido un descalabro suprior al 6%.
Su cotización se ha desplomado desde los US$ 1,26 hasta los US$ 1,18, nuevos mínimos de más de tres décadas, desde marzo de 1985.
En algunas plataformas electrónicas de negociación el hundimiento ha llegado a ser mucho más grave aún, al registrar mínimos en US$ 1,1378, resultado de una caída próxima al 10%.
Los analistas atribuyen este 'minicrash' a los efectos del trading automático, donde se cursan órdenes de venta automáticas. Estas ventas pueden multiplicarse si se rompe toda una cadena de 'stop loss', como ha sucedido esta madrugada.
La libra se había convertido además en uno de los activos preferidos por los bajistas y los inversores más especuladores en los últimos tiempos. Desde el triunfo del Brexit en el referéndum del pasado 23 de junio, todas las previsiones de los analistas apuntaban a un continuo desplome de su cotización.
Alemania y Francia plantan cara a Reino Unido
La agenda del día no invita además a relajar la tensión en el mercado de divisas. Hoy se publicará la referencia más esperada de la semana, el informe oficial de empleo de EEUU, correspondiente al mes de septiembre. Los analistas esperan la creación de 175.000 empleos, y una tasa de paro estable en el 4,9%.
Los datos de empleo de EEUU podrían reafirmar las expectativas de una subida de los tipos de interés de la Fed antes de final de año. El Banco de Inglaterra, por el contrario, mantiene un rumbo casi opuesto en su política monetaria. Los analistas no descartan una nueva rebaja de los tipos de interés antes de final de año, así como un posible refuerzo en su programa de compra de activos.
Pero al margen del Banco de Inglaterra y de los datos macro, las últimas caída de la libra se han acelerado con el tono más duro adoptado por el Gobierno británico en las negociaciones sobre el Brexit, y una vez que el proceso de desconexión ya tiene fecha de inicio: marzo de 2017.
Los mensajes lanzados durante el fin de semana por la primera ministra británica, Theresa May, han apuntado en la línea de un Brexit 'duro', en el que el control de la inmigración podría tener un carácter prioritario sobre el acceso al mercado único.
Esta prioridad amenaza con enturbiar la negociación y multiplicar los efectos comerciales y económicos de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Ante la posición adoptada por el Gobierno británico, la canciller alemana, Angela Merkel, ha recomendado a los europeos no ceder a los intereses británicos, y el primer ministro francés, François Hollande, ha aconsejado mantenerse firmes en las negociaciones.