La única vez que se mostró intranquilo fue cuando, tras reconocer la derrota y se retiraba del hotel NH Columbia, vio que sus hijos jugaban con la puerta giratoria del hotel. "¡No, no, eh, eh!", les gritó mientras intentaba responder los saludos de sus seguidores.
El líder blanco Luis Lacalle Pou se tomó con una serenidad evidente los resultados del balotaje del domingo que le otorgaron un aceptable 41% de los votos. Esa cantidad no es de despreciar porque los blancos temían que la fórmula que integró con Jorge Larrañaga obtuviera menos de un psicológico 40%. Una cifra que podía dejar golpeado el futuro del líder blanco.
Pero, si bien el 41% no le alcanza para empatar el 43% obtenido por su padre Luis Alberto Lacalle Herrera en el balotaje de 2009, lo deja con el aire suficiente para aspirar a liderar la oposición en los próximos cinco años.
Los próximos años tienen la respuesta para las preguntas que los blancos y el resto de la oposición se hacen luego de este resultado: ¿podrán construir un candidato capaz de disputarle el gobierno al Frente Amplio?
Ahora, a Lacalle Pou le quedan por delante cinco años de participación en un Senado en el que habrá figuras de peso con las que tendrá que lidiar para intentar sobresalir.
En la interna blanca tendrá que ratificar su liderazgo ante un Larrañaga que demostró que todavía tiene fuerzas.
Además, Lacalle Pou tendrá que vérselas con un Partido Colorado muy disminuído, lo que por un lado le facilita la tarea de encabezar la oposición pero que le presenta desafíos para un futuro en el que tenga que contar con el respaldo de sus votantes.
Ahora deberá demostrar que tiene la capacidad para dejar de ser candidato y convertirse en el líder de su partido y en el principal referente de la oposición.
Para lo primero, deberá terminar de convencer a ciertos sectores que nunca dejaron de verlo como un candidato inmaduro que no calza los puntos de su padre.
También tendrá que mostrar que el camino que propone es mejor que el de Larrañaga, quien, tras perder la interna, creció en consideración de los blancos y se reveló como una pieza fundamental del esquema nacionalista.
Además, deberá aprender a negociar con un oficialismo con el que ha tenido una relación muy poco amigable.