Las frases relacionadas a los dibujos animados y la militancia universitaria fueron -y son- parte de la vida del funcionario, el rebelde del gabinete y ministro de Economía, Axel Kicillof. El tono, sus formas, sus métodos para decodificar los temas más duros de la macroeconomía y hasta la osadía que lo caracteriza para comparar a los “buitres” (los fondos de riesgo que no se acogieron a los canjes de 2005 y 2010) con la conocida serie de dibujos animados que protagonizan el Correcaminos y el Coyote, vaticinando que van a comprar ACME, las trampas y dinamitas, en plena conferencia de prensa, lo retrata de cuerpo entero.
Hoy, el ministro de Economía Axel Kicillof es el mismo de siempre. Nada es casual. El joven funcionario hace honor a la serie de dibujos animados desde sus primeros pasos en la política.
Primer paso a la política
De hecho, el Coyote era parte del logo de TNT, “Tontos pero no tanto”, el partido político que lideró con apenas 22 años a principios de la década del ‘90 en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, y que él mismo impulsaba repartiendo volantes en plena Avenida Córdoba.
“Éramos el Coyote, el eterno perdedor, íbamos siempre al punto, no buscábamos ganar. Un partido que criticaba a las organizaciones políticas tradicionales y que tenía algo de derecha y algo de izquierda”, recuerda uno de sus compañeros en aquella locura.
Pese a ese foco, TNT llegó a alcanzar 10.000 votos, y así convertirse en la principal amenaza de Franja Morada, agrupación política de centroizquierda nacida en 1967, y un dolor de cabeza para Roy Cortina, diputado nacional en la actualidad.
Los que mejor lo conocen aseguran que su estilo serio y prepotente es “para la tribuna”. Puertas adentro, Kicillof, aún en las discusiones más acaloradas, “mantiene la coherencia, inteligencia e interés”. De mente brillante, el economista, hoy devenido en ministro de Economía, fue un apasionado por la conversación y la discusión desde siempre.
Vida universitaria
Con notas ejemplares, y sin necesidad de ganarse a los profesores con cuentos, se destacaba entre sus compañeros por estar siempre alerta al tema de turno aportando su punto de vista. Esta es, tal vez, una de sus principales armas de seducción ante la platea femenina.
Un don que, asegura su entorno, no aprovechó en su máxima expresión. De hecho, durante sus tiempos de TNT, siempre fue fiel a Marcela, una joven de la que fue novio durante años y a quien había conocido en el colectivo 60.
Según allegados, no se trataba de que “KiciLove” no tuviera “arrastre” sino que prefería enfocar sus energías en la facultad y en el trabajo. Incluso, tal era su conducta que ni siquiera se tentaba en aquellas fiestas con las que financiaban al partido, en las que el funcionario oficiaba de barman.
Fue un total de quince fiestas que vendían bajo el slogan: “5 pesos cerveza libre” y a las que asistieron más de 1.000 personas en cada oportunidad.
Las organizaban en un segundo piso de una fábrica abandonada ubicada en Godoy Cruz y Santa Fe, en las que el ministro, fanático de la banda Los Redondos de Ricota (“ricotero”, en el mundo del rock) se encargaba de los tragos e incluso de cargar las botellas por la escalera.
Con su estilo particular siguió adelante y, ahora, se reparte entre la pelea con los fondos buitre y sus admiradoras. Como cantaría el Indio Solari: “Un poco de amor francés, no muerde”.