La globalización y la reducción de costos generó en la década de los noventa el fenómeno de la deslocalización en España, con el consiguiente desmantelamiento de centros industriales que vieron cómo la producción se trasladaba a Asia o América.
Tras varios años fabricando en el exterior, las compañías están ahora redescubriendo España como un país atractivo para volver a producir, un proceso que se atribuye a una subida de los costos y salarios en países como China, y al aumento de la competitividad del mercado español, favorecido por la mejora de los costos laborales, a los que se suma un mayor control de la producción y la necesidad de estar más cerca de los clientes y vigilar la calidad.
La industria farmacéutica, automovilística y de telecomunicaciones y el sector textil y del lujo son ejemplos de la denominada relocalización.
"España se ha convertido en un país muy competitivo para atraer las inversiones de la industria farmacéutica", afirmaba hace unos meses el director ejecutivo de GSK, Andrew Witty, a Expansión.
Esta competitividad se ha traducido en el traslado a su fábrica de Alcalá de Henares (Madrid) de las actividades de fabricación y empaquetado de la división de productos de consumo que realizaba antes en Brasov (Rumania).
Aquí se incluyen medicamentos sin receta, productos para el cuidado bucal y bebidas energéticas, además del empaquetado de los antigripales Coldrex y Panadol.
Mientras, la planta de Alcobendas (Madrid) de Lilly acaba de ser elegida para asumir parte de la producción que el grupo fabrica en Indianapolis (Estados Unidos), que se suma a la que añadió en 2013 cuando se hizo con parte de la fabricación de viales y dispositivos de la planta alemana de Giessen.
La factoría de La Felguera (Asturias) de Bayer centra, desde abril de 2014, toda la demanda mundial del ácido acetilsalicílico, el principio activo de la aspirina.
A finales de año iniciará la producción, en exclusiva también para todo el mundo, del principio activo del producto veterinario estrella de Bayer, el Advantix, un antiparasitario para perros.
Telefónica, Vodafone, Ono o Jazztel han decidido, por su parte, que retornen algunos de los centros de atención telefónica que deslocalizaron, principalmente a Iberoamérica, hace más de una década.
A ello, ha contribuido la incesante petición por parte de los clientes españoles de mejoras en el servicio de estos call center, además del aumento de salarios en países emergentes que hacen poco rentable su localización en el exterior.
A principios de 2013, Call Center (CC & CC), empresa que trabaja para Ono, repatrió desde Chile a León uno de sus centros de atención; unos meses antes, Jazztel abría en Guadalajara su primer punto de atención al cliente en España.
Moda y lujo
Otro sector que ha ganado la batalla de la competitividad en España es el textil, debido al encarecimiento de los precios en el exterior, la inestabilidad de las monedas en algunos países, un aumento de los gastos de transporte y la búsqueda de un mayor control de calidad de los productos.
Custo Barcelona ha decidido relocalizar en Cataluña y Andalucía parte de su producción, que salió al exterior en los años '90.
"Ahora conviene tenerlo todo cerca porque la moda se ha convertido en una industria de alta velocidad, la inmediatez es muy importante", aseguraba el diseñador Custo Dalmau en septiembre.
Inditex, a través de su participada Tempe, también ha traído de vuelta parte de su producción de zapatos, que se distribuye desde Elche; y la firma de moda de baño Guillermina Baeza ha trasladado de Turquía a España toda su producción "para controlar mejor los procesos".
Pero el paradigma de la recolocación es la industria del lujo y su ubicación, Ubrique.
En 2003, muchas de las grandes marcas internacionales que hasta entonces encargaban sus artículos a las empresas artesanales de piel de esta localidad de Cádiz de 17.000 habitantes deslocalizaron a China buscando reducir costos.
Ahora, unas 200 fábricas de Ubrique y un tercio de su población trabajan para Chanel, Dior, Carolina Herrera, Loewe o Cartier, un proceso que les asegura la calidad de su producto y que no se fabricarán imitaciones, algo difícilmente controlable en Asia.
De Almussafes a Valladolid
La automoción apuesta también por España. Muchas de las factorías del país han asumido carga de trabajo del exterior y en breve comenzarán a pujar por los modelos que se fabricarán a partir de 2017-2018, contando como baza con la flexibilidad laboral.
La planta de Almussafes (Valencia) de Ford fabrica el Mondeo tras el cierre de la de Genk en Bélgica. Produce también la furgoneta Transit, el todoterreno Kuga y, próximamente, hará los monovolumenes Max y Galaxy.
El centro de Nissan en Zona Franca (Barcelona) ha atraído la producción del turismo Pulsar y de la versión eléctrica de la furgoneta NV200, y Opel comenzó en noviembre a fabricar en Figueruelas (Zaragoza) la quinta generación del Corsa. Desde 2013, Renault produce el Capture en Valladolid.