En San Valentín, la mitad de las flores que circulan en Estados Unidos provienen de Colombia, no sólo porque es uno de los países donde más importancia se da a esta fecha, sino también porque es el mayor socio comercial de una actividad que genera más de 130.000 empleos directos cada año y que por décadas ha ocupado los primeros lugares en exportaciones agrícolas.
Es por esto que cuatro días antes de la fecha definitiva se están terminando los envíos en avión hacia Europa, Rusia, Australia y Japón, aunque Estados Unidos se queda con 60% de la producción nacional. Sin embargo, esta labor titánica comienza entre 65 y 80 días antes de los despachos, cuando se podan las plantas por última vez.
Lo más importante en este negocio es contar con una cadena de frío (cuartos a una temperatura promedio de 3°C) para todas las etapas de la postcosecha y para lograr un tiempo récord después de que la flor es cortada para que pueda viajar sin problema más de seis días y aún así durar hasta dos semanas en el florero del cliente final.
Fernando Arenas, gerente de la finca Eucalipto, explica cómo se preparó para exportar más de 30 millones de tallos a países en todo el mundo para el día de los enamorados, una fecha clave en este negocio. "Si a uno no le va bien en San Valentín, se tiró el año", asegura. Como en todas las labores del agro, en la floricultura lo más importante es el cuidado del cultivo, la temperatura y alimentación correctas, junto a la protección de plagas.
En San Valentín se hacen hasta cinco despachos al día en camiones refrigerados, el triple de lo que se envía en temporada baja.
Más oportunidades
La devaluación le ha dado un respiro a este sector que hace diez años contaba 760 empresas y hoy no supera las 360, lo que tuvo además un gran impacto social por la pérdida de 30.000 empleos.
"Los que sobrevivimos al dólar alrededor de los 1.600 pesos colombianos aprendimos mucho de cómo llevar este negocio, pues la revaluación nos obligó a bajar 25% los costos", dice Arenas.
Incluso recuerda que los claveles se vendían cinco veces por encima de su costo de producción y que la rentabilidad era tal que daba hasta para esperar meses a que les pagaran las flores que habían quedado en consignación. "Siempre ha sido un negocio de confianza", asegura. Hoy se pacta un precio inicial y a algunos clientes se les cobra por adelantado aunque la mayoría tienen un plazo de 52 días para pagar.
El nuevo reto del sector es mecanizar al máximo sus etapas productivas para reducir así la dependencia de la mano de obra (representa 60% de los costos), pues escasea cada vez más el número de personas que se dedican a esta actividad y no hay relevo generacional (el promedio de edad es de 30 años). Según Arenas, para suplir la demanda de San Valentín se necesitaba de 10.000 personas adicionales.
Pero a este negocio, que sólo se detiene tres días al año, aún no le ha llegado el momento de hacer una pausa: ya están preparando el Día de la Mujer y el de la Madre.