El banco central de Argentina (BCRA) decidió subir 100 puntos básicos las tasas que paga por las letras con las que regula la masa monetaria, sólo tres semanas después de haberlas recortado. La medida fue una respuesta a la disparada del dólar paralelo y el derrumbe de las liquidaciones de exportaciones del sector agrícola, que se asocian, en parte, al rendimiento de las letras en cuestión, y marca una rehabilitación de la opinión del titular de la autoridad monetaria Juan Carlos Fábrega por sobre la del ministro de Economía, Axel Kicillof.
El BCRA comunicó que las tasas de las Lebac a 98 y 112 días para la licitación de ayer quedaron predeterminadas en 26,86% y 27,37%, 100 puntos básicos por encima de su nivel anterior. En su licitación del 5 de agosto, el organismo emisor había recortado esos rendimientos la misma cantidad de puntos, por lo que la decisión del lunes supone una apresurada marcha atrás.
En ese entonces, a pocos días del default causado por vía judicial y ante el contexto recesivo, había primado la opinión de Kicillof: la de bajar el costo del dinero para abaratar el financiamiento y dinamizar el consumo. Sin salir a publicitarlo, Fábrega no ocultó su desacuerdo con esa decisión que generó las condiciones para una corrida cambiaria en tiempos convulsionados.
La predicción de Fábrega se concretó casi de inmediato. En pleno cepo, la corrida se manifestó en formas alternativas. Desde el recorte de tasas de Lebac el dólar informal se disparó 10% y la brecha cambiaria saltó de 53% a 66%.
Tras la decisión, el dólar informal o blue superó por primera vez la barrera de los 14 pesos argentinos y cerró la jornada en 14,2 pesos argentinos.
La iniciativa fue bien recibida por los analistas, ya que el escenario cambiario empezaba a recalentarse como consecuencia del sobrante de divisa local y la expectativa de una devaluación mayor.
“A priori se trata de una buena noticia, porque es herramienta para dominar la corrida. Pese a que son sólo 100 puntos, es suficiente como para darle una primera señal al mercado”, expresó el economista Jefe de Elypsis, Luciano Cohan.
Por su parte, el economista de Enconviews Eric Ritondale afirmó que “lo que se percibe es más presión del mercado cambiario, menos oferta de divisas por parte de los exportadores, un crecimiento de la demanda para el atesoramiento y una brecha cambiaria en porcentajes muy altos”. El experto subrayó que el nivel de la brecha se volvía “peligroso por las expectativas de devaluación” que generaba.
Representación del BoNY
En tanto, el ente emisor ordenó revocar la representación de The Bank of New York (BoNY) en la nación.
La institución justificó su decisión por el supuesto incumplimiento de los deberes de las directivas del BoNY según las exigencias de la normativa local y la “falta de finciamiento a residentes del país” por parte de la entidad financiera.
El ex presidente del banco central Aldo Pignanelli minimizó el impacto de la medida porque “se trata de una decisión política para castigar”. “Sólo se le está quitando la representación, no es que cierran un banco”, porque el BoNY “no tiene una sucursal en el país”.
Si bien no conocía los detalles, Pignanelli supuso que la decisión era en represalia “por la actuación del Bank of New York al acatar las decisiones del juez Griesa de retener los fondos” de los bonistas que entraron reestructurados.
Por su parte, los holdouts están sumando artillería política de alto rango para fortalecer poder de lobby en el conflicto que mantienen con el país por los títulos defaulteados.
Según publicó ayer el New York Post, el millonario Paul Singer contrató a la firma consultora de Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de EEUU bajo Bill Clinton.
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