La firma estadounidense Bank of America anunció ayer el cierre de sus operaciones en Costa Rica, lo que implica el despido de unos 1.400 trabajadores de sus centros de llamados de atención a clientes. Tan sólo unas horas antes, la multinacional tecnológica Intel había anunciado la clausura de su planta de ensamblaje en el país centroamericano, abierta desde 1997, lo que suma el despido de 1.500 empleados más.
Estos cierres fueron comunicados dos días después del triunfo en las elecciones presidenciales del opositor Luis Guillermo Solís del partido de izquierda Acción Ciudadana, quien asumirá el mando del país en mayo.
“Procederemos a cerrar nuestros sitios de tecnología y operaciones en la ciudad de San José en el transcurso de los próximos 9 a 12 meses”, informó Bank of America en un escueto comunicado de prensa, según citó el medio español Expansión.
Agregó también que “revisamos nuestras operaciones globales de forma continua con el fin de hacer el mejor uso de nuestros recursos, equilibrar las capacidades de nuestros sitios y simplificar la empresa para nuestro clientes en todo el mundo”, citaba el documento.
Ante la movida de ambas empresas, personas ligadas al gobierno emitieron declaraciones.
“El próximo gobierno tendrá que empezar a trabajar a partir de ahora para encontrar la causa real que está detrás de estos dos movimientos porque debemos tomar medidas correctivas”, dijo el ex ministro de Finanzas, Thelmo Vargas, citó Bloomberg.
“Este es un fuerte llamado al país para poner atención a cosas como el aumento en los costos de la electricidad, las telecomunicaciones, los salarios y garantías sociales”, señaló.
En tanto, Gabriela Llobet, jefa de la agencia de promoción de inversión extranjera de Costa Rica, sostuvo que los dos anuncios eran una coincidencia, y agregó que estaba “sorprendida” al oír la decisión de Bank of America después del anuncio de Intel.
Tras la salida de ambas multinacionales, Citigroup recortó la proyección del Producto Interno Bruto del el país para 2014 de 3,5% a 3,1%, mientras que para 2015, la estimación pasó de 4% a 2,2%.