Merkel lanza el guante a sus socios y pide reabrir los tratados europeos

Por Peter Spiegel en Bruselas y 
Quentin Peel en Berlín



Los jefes de gobierno europeos reunidos hoy en Bruselas se están viendo forzados a lidiar con un tema que muchos esperaban hubiera desaparecido por una década: modificar los tratados de la Unión Europea, esta vez para insertar enmiendas que buscan evitar otra implosión de deuda de estilo griego.
Pese a las dudas generalizadas, los cambios entraron a la agenda empujados por la canciller alemana Angela Merkel, quien ha insistido que las modificaciones son necesarias para crear un sistema permanente para rescatar a cualquiera de tales crisis. También quiere que los nuevos castigos para países que violen los límites comunitarios de la deuda queden incorporados a la ley.
Cualquier esperanza de que Merkel ceda en su esfuerzo quedó descartado el miércoles cuando la canciller, en una fuerte declaración al Bundestag, dejó claro que insistiría en que el cambio de los tratados es esencial para cualquier paquete destinado a asegurar la futura estabilidad del euro. Merkel dijo que un sistema permanente de rescate, o “mecanismo de solución de crisis”, debe quedar incorporado en el Tratado de Lisboa de la UE para ser “legalmente incuestionable”.
Sus dichos preocupan a varias capitales europeas, donde la renegociación de los tratados puede ser políticamente peligroso, y es complejo que logre el respaldo de los 27 líderes nacionales. “Nadie quiere abrir una caja de Pandora a menos que deseen destruir la Unión Europea, dijo Eniko Gyori, ministro húngaro de Asuntos Europeos. “Si ese es el caso (se reabren los tratados), tiene que ser muy focalizado”.
La perspectiva de que los líderes europeos se vena forzados a rescatar a otro de los suyos se acrecentó ayer, con el colapso de las conversaciones entre el gobierno socialista y el principal partido opositor de Portugal por el presupuesto.
Incluso antes de su aparición ante el Bundestag, Merkel invirtió un capital político considerable en reabrir los tratados. Esto incluyó cerrar un acuerdo la semana pasada con Nicolas Sarkozy, el presidente francés, para diluir las propuestas de normas europeas sobre los presupuestos nacionales y conseguir así el respaldo de París.
Pero diplomáticos de varios países dijeron esta semana que más allá de Berlín y París, el apoyo por la medida era poco, en especial si implicaba otra convención constitucional. Esto podría provocar dolores de cabeza políticos a varios países, incluyendo Inglaterra, donde el gobierno de coalición está profundamente dividido sobre la política europea.
Hasta José Manuel Barroso, presidente de la rama ejecutiva de la UE, habitualmente reacio a involucrarse en estos asuntos, ha expresado en privado su escepticismo. Según varios diplomáticos, Barroso planteó un buen argumento contra la reapertura de los tratados durante una cena privada la semana pasada con embajadores europeos en Bruselas.
La motivación inicial de la cumbre de dos días en Bruselas era refrendar las nuevas normas presupuestarias esbozadas por Herman Van Rompuy, presidente permanente de la UE, que permitirían multar a los miembros descuidados de la eurozona que no consigan bajar sus niveles de deuda nacional. Los 27 ministros de hacienda de la UE suscribieron las recomendaciones, pero en los últimos días funcionarios alemanes adviertieron que su apoyo depende de un compromiso firme de los jefes de gobierno con la reapertura de los tratados.
“Es un solo paquete”, dijo Merkel al Bundestag.