La crisis en la zona euro vive una nueva fase
Las inconclusas elecciones en Italia y el regreso de las protestas en países como España y Grecia revelan el mal manejo político que han tenido los gobiernos respecto de la situación económica.
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Por Constanza Morales H.
La primera mitad de 2012 estuvo marcada por los vaivenes de los mercados financieros, debido a los constantes dolores de cabeza en la zona euro. A principios del año pasado, la permanencia de Grecia dentro del bloque comenzó a ser cuestionada por diversos políticos, incluyendo a José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en ese entonces jefe de los ministros de Finanzas de la región, e incluso banqueros centrales como el alemán Jörg Asmussen. Si Grecia no seguía las reglas, argumentaban, el país tendría que dejar el euro, lo que provocaría un terremoto en los mercados internacionales.
Mientras la situación griega se desarrollaba, otras economías europeas evidenciaban serios problemas financieros. A fines de junio, el gobierno de Mariano Rajoy le pidió ayuda a la Unión Europea para recapitalizar a su sector bancario. Un mes después, los bonos españoles tocaron niveles máximos desde la creación de la moneda única. Los analistas temieron que España fuera la nueva Grecia, pero los comentarios del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, respecto de que el organismo haría “lo que fuera necesario” para preservar la divisa aliviaron la presión sobre España e Italia, el otro país que mostraba una delicada situación.
Durante la segunda parte del año pasado y las primeras semanas de 2013 los expertos e inversionistas respiraron más tranquilos creyendo que lo peor de la crisis de la deuda ya había pasado. Sin embargo, en los últimos días la atención ha estado puesta nuevamente en Europa, ya que al parecer la turbulencia financiera de 2012 ha sido sustituida por la inestabilidad política.
Escándalo español
A mediados de enero se destapó un escándalo sobre unos sobresueldos dentro del Partido Popular de España que involucra al primer ministro. Mariano Rajoy ha negado todas las acusaciones, pero son pocos los que siguen apoyándolo. El enojo de la ciudadanía fue casi inmediato: mientras el gobierno exige duras medidas de austeridad a los votantes, sus funcionarios están dando la impresión de no practicar lo que predican.
Este caso de corrupción, sumado al deteriorado estado de la economía ibérica -la tasa de desempleo superó el 26% de la población activa en el cuarto trimestre de 2012-, han provocado que los españoles vuelvan a tomarse las calles para protestar en contra de las medidas de austeridad. En los últimos seis días, se han realizado manifestaciones en Madrid, Valencia, Bilbao y Sevilla.
Grecia, Portugal e Irlanda, tres países que se vieron obligados a solicitar un rescate, también experimentaron protestas durante febrero. A pesar de que la situación en estas naciones ya no es tan grave —nadie habla de una salida de Grecia del bloque—, los gobiernos han sido incapaces de explicarles a sus ciudadanos que los drásticos ajustes presupuestarios impuestos por el BCE, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea son necesarios para lograr un crecimiento sostenible en el futuro. Por esto mismo, la gente ha vuelto a expresar su descontento en contra de la administración pública.
Eslovenia es otro de los países que ha mostrado grietas políticas. El miércoles, el Parlamento decidió echar al gobierno conservador de Janez Jansa, luego de sólo un año de tratar de navegar a través de la peor crisis económica y política de la ex república yugoslava en sus 22 años de independencia. En su reemplazo, los legisladores le ofrecieron el cargo a Alenka Bratusek, una experta en finanzas de centro izquierda.
La probable nueva coalición -que agruparía a un partido de centro derecha, a un partido de pensionados del anterior gobierno y a los dos partidos de centro izquierda- no le hará la tarea fácil a Bratusek para estabilizar las finanzas del país y evitar tener que recurrir a la Unión Europea.
Ingobernabilidad italiana
Quizás el ejemplo más claro de esta nueva fase de la crisis es lo que vive Italia. La rotunda derrota del ex primer ministro Mario Monti —quien implementó duras reformas económicas en el último año— y los buenos resultados del magnate Silvio Berlusconi y del comediante Beppe Grillo dejaron en claro que los italianos están cansados de los recortes.
Los analistas temen que la indefinida situación política de la tercera economía del bloque pueda traer nuevas turbulencias financieras.