Los gobernadores
de provincias agropecuarias alentaron hoy la apertura de un diálogo entre el gobierno argentino y las organizaciones rurales para poner fin a la crisis que
ha desatado la huelga del campo, que lleva 14 días.
Quienes encabezaron los llamamientos a negociar fueron las autoridades de Santa
Fe y Córdoba (centro), que están entre los principales distritos productores de
alimentos del país y donde se hacen sentir con fuerza el paro y los bloqueos de
carreteras.
En las últimas horas la
Iglesia católica local también ofreció una "gestión de
buenos oficios" en el conflicto que ha generado el rechazo de los
productores agropecuarios a la subida de los impuestos a las exportaciones del
campo que impuso el Ejecutivo.
El gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, llamó a dirigentes de
distintas entidades agrarias de su provincia a conformar una mesa de diálogo
para aportar propuestas que contribuyan a superar sus diferencias con el
Gobierno.
A pesar de ser opositor, Binner mantiene una buena relación con la presidenta
argentina, la peronista Cristina Fernández, cuyos funcionarios reiteraron hoy
que el ejecutivo no tiene previsto dar marcha atrás con el aumento de la
presión fiscal al campo.
"El gobierno insiste en no negociar, pero creo que se equivoca",
manifestó Binner.
Por su parte, el gobernador peronista de Córdoba, Juan Schiaretti, recibió a
miembros de agrupaciones de productores rurales de la provincia, ante quienes
se comprometió a impulsar un diálogo con el gobierno "sin
condicionamientos".
"Es necesario serenar los ánimos y entre todos encontrar los mecanismos
que permitan sentarse a dialogar en un marco de respeto y convivencia
democrática para superar las dificultades planteadas", indicó.
El conflicto se agudizó el martes por la noche, cuando miles de personas se
lanzaron a las calles de Buenos Aires y ciudades del interior para secundar un
"cacerolazo" en rechazo a Fernández, quien horas antes había
advertido que no cedería a la "extorsión" de los productores
agropecuarios.
A raíz de la huelga del campo, que se inició el 13 de marzo último y es
acompañada con cortes de rutas, ya es notorio el desabastecimiento de algunos
productos básicos en la capital argentina y su populoso cinturón urbano.
Sergio Urribarri, gobernador de Entre Ríos, provincia del noreste del país
donde la protesta también cuenta con altos niveles de seguimiento, dijo que
aspira a que la crisis "se resuelva de una manera pacífica y buscando una
solución que convenga a todos".
"Estamos bregando para que esto se resuelva en paz y en diálogo",
aseguró Urribarri a periodistas, al abandonar la casa de gobierno tras
mantener un encuentro con el jefe del gabinete de ministros, Alberto Fernández.