Según los economistas, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se encuentra en rumbo de colisión con Donald Trump, ya que el banco central se dispone a mantener la tasa de interés a pesar de los llamamientos del presidente para reducir "mucho" los costos de endeudamiento.
La decisión de la Fed de este miércoles es la primera tras la vuelta al poder de Trump, que ha estado marcada por un aluvión de órdenes ejecutivas mientras el presidente estadounidense trata de imponer su agenda en Washington.
Según los analistas, el presidente de la Fed, Jerome Powell, tendrá que resistir las presiones de la Casa Blanca si quiere conservar la confianza de los mercados y evitar desatar una nueva ola inflacionaria.
"Cuando los presidentes empiezan a entrometerse en las decisiones de política monetaria, a menudo puede salir muy mal", dijo Claudia Sahm, economista jefe de New Century Advisors y ex funcionaria de la Fed.
"Recortar la tasa de interés cuando la inflación aún no ha vuelto a su objetivo podría crear más inflación. Hay una razón por la que la Fed es independiente", dijo Sahm, añadiendo que esperaba que el banco central “se ciñera a sus objetivos”.
Powell ha ayudado a dirigir la economía estadounidense hacia un aterrizaje suave durante el pasado año, frenando las subidas de precios sin empujar a la economía a la recesión.
Pero la inflación sigue estando por encima del objetivo del 2% fijado por el banco central, aunque ha disminuido lo suficiente como para que la Reserva Federal recortara el año pasado los tipos de interés en un punto porcentual, hasta situarlos en una horquilla de entre el 4,25% y el 4,5%.
Aunque el mercado espera en general que la Fed mantenga la tasa el miércoles, Trump ha dejado claro que quiere reducciones mucho más rápidas.
"Creo que conozco los tipos de interés mucho mejor que ellos, y creo que los conozco ciertamente mucho mejor que quien está principalmente a cargo de tomar esa decisión", dijo el presidente la semana pasada. "Me gustaría que (las tasas de interés] bajaran mucho".
Efecto contraproducente
Lawrence Summers, que fue Secretario del Tesoro bajo la presidencia de Bill Clinton, argumentó que este tipo de "intervenciones públicas de los gobiernos pueden ser fácilmente contraproducentes". Y añadió: "La Fed no escuchará".
A los bancos centrales de todo el mundo se les concedió pleno control para fijar los tipos de interés después de que una ola de inflación durante las décadas de 1970 y 1980 resultara difícil de domar en un entorno en el que abundaban las injerencias políticas en la política monetaria.
Desde entonces, pocos líderes electos han interferido en las decisiones de los responsables de fijar los tipos, con excepciones como la del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, que socavó la confianza de los mercados y avivó las presiones sobre los precios.
"Ahora que Trump ha estado pidiendo a gritos tasa de interés más bajos, si la Fed relaja la política monetaria dará la impresión de que han cedido ante él y han perdido su independencia", dijo Isabella Weber, economista de la Universidad de Massachusetts Amherst.
El banco central estadounidense ya se dispone a recortar los tipos de interés de forma menos agresiva que su homólogo de la eurozona.
Preocupación por la inflación
La posibilidad de que varios shocks de precios golpeen la economía estadounidense -incluidos los instigados por el propio presidente- también podría retrasar los dos recortes que la mayoría de los funcionarios de la Fed y los mercados esperan este año.
Algunos piensan que los planes de la administración Trump sobre aranceles y recortes de impuestos, así como un posible repunte de la actividad económica y de los mercados, prohibirán reducir los costos de endeudamiento estadounidenses.
"A menos que se produzca un colapso en la exuberancia de los mercados financieros, que creo que es una posibilidad real, mi conjetura es que la Fed tendrá dificultades para recortar tanto como espera", dijo Summers.
El propio banco central está dispuesto a restar importancia a las tensiones con la Casa Blanca. Se espera que Powell eluda las preguntas sobre política y evite mencionar a Trump por su nombre en su rueda de prensa posterior a la reunión del miércoles.
"En la transcripción de (la rueda de prensa de) diciembre el nombre del presidente aparece una vez en total. Y eso es porque un reportero lo usó", dijo Vincent Reinhart, economista jefe de BNY investments y exfuncionario de la Fed. "Powell no quiere hablar de política".
Los economistas esperan que el jefe de la Fed se ciña en cambio al guion del banco central, haciendo hincapié en que los responsables de fijar los tipos seguirán los datos, en lugar de tratar de anticipar el impacto de las políticas de Trump.
Algunos ven el peligro de que ese enfoque haga que la Fed reste importancia a las amenazas para bajar la inflación al 2%, especialmente en la orientación que da.
"No pueden actuar anticipándose a decisiones políticas que son inciertas. Por tanto, no pueden ofrecer orientaciones satisfactorias sobre política", afirmó Reinhart.
A pesar de sus exigencias al jefe de la Fed, Trump ha indicado que no destituiría a Powell de su cargo antes de que termine su mandato como presidente en mayo de 2026. Powell ha señalado que lucharía en los tribunales si el presidente intentara destituirle.
Algunos ven la presión sobre la Fed como parte de la compensación por poder fijar los tipos como sus funcionarios consideren oportuno.
"El argumento más persuasivo de por qué los políticos decidieron hacer independientes a los bancos centrales es que querían culpar a otro", dijo Reinhart.
"Eso significa que la contrapartida por ser independiente es ser criticado. Y el presidente Powell lo entiende", añadió. "Un banquero central va a caer mal".