Por Peter Spiegel en Bruselas
Hace casi dos años, justo cuando la crisis de la eurozona se estaba intensificando, un grupo de autoridades europeas se sentó a puertas cerradas con algunos de los pensadores líderes para discutir vías para resolver la crisis a través de una integración más cercana. La solución fue movese hacia una unión fiscal para acompañar a la unión monetaria.
El financista húngaro George Soros escuchó y dio una advertencia: los planes tenían sentido, pero los líderes tenían que moverse rápido. Las políticas de integración económica lo harían sólo más difícil, no más fácil. "Las condiciones políticas serán menos favorables de lo que son hoy", dijo Soros.
En Francia, Grecia, Irlanda y Holanda, es probable que las próximas elecciones produzcan resultados que sacudan profundamente la sabiduría convencional europea.
La mayoría de las recientes votaciones han sido calificadas como una reacción a los planes de austeridad. Ese es el caso de Grecia. Los dos partidos principales que alguna vez dominaron el escenario político griego antes de firmar un nuevo rescate de 174.000 millones de euros tendrán dificultades incluso para conseguir el 40% de los votos este domingo.
Similar en Irlanda, Sinn Féin, liderado por Gerry Adams y el único partido importante para hacer campaña contra el nuevo pacto de disciplina fiscal que se votará el 31 de mayo, ha visto aumentar su respaldo en cerca de 20% en un mensaje anti-austeridad.