Una casa para los pobres del mundo nacida en la red
Partió como una simple sugerencia: ¿Se puede construir una casa por US$ 300? Y el debate cobró vida propia.
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Por Emmanuelle Smith
Cuando Vijay Govindarajan y Christian Sarkar en agosto de 2010 escribieron en un blog de Harvard Business Review discutiendo la idea de una “casa de US$ 300 para los pobres” estaban sólo expresando una sugerencia.
“Por supuesto, la idea que presentamos aquí es un experimento”, escribieron Govindarajan, un profesor de negocios internacionales en la escuela de negocios de Tuck en Dartmouth y Sarkar, un consultor de marketing que trabaja en temas ambientales, casi como un descargo disculpándose por presentar una idea tan “ambiciosa”. ¿Quién podría construir una casa por US$ 300 y, si era posible, por qué no se había hecho antes?
No obstante, cerraron su blog con un desafío: “Le preguntamos a los directores ejecutivos, gobiernos, ONG, fundaciones: ¿hay algún interesado?”.
Unos 17 meses después, en 2012, su idea se está transformando en realidad. El blog capturó las mentes de los lectores en todo el mundo. Debatieron, comentaron e intercambiaron ideas de cómo diseñar y construir esa casa. Se dijo que las necesidades de cada país y los materiales disponibles eran muy distintos; alguien sugirió “un mecanismo para acopiar lluvia, así los habitantes tendrían acceso a agua limpia, especialmente durante sequías”, otro propuso un “diseño apilable tipo Lego”. Inspirado por la emoción generada, Govindarajan abrió el sitio web 300house.com, para que la conversación continuara. Más de 2.500 personas participaron, “arquitectos, ingenieros y profesores, personas muy calificadas, desde Harvard hasta el MIT, y así sigue”.
“Lo que hemos hecho es crear una compañía con 2.300 empleados sin un director ejecutivo. Ellos están dispuestos a compartir sus ideas de manera abierta. Es una verdadera plataforma abierta a la innovación”, dice Govindarajan.
El siguiente paso fue un concurso para diseñar esa casa. Los participantes fueron evaluados por un panel de 16 expertos y por la “multitud”.
Los planes incluyeron diseños de alta tecnología con materiales como “ladrillos de tierra comprimida” y una malla de acero, una casa con forma de domo con una base de concreto y vigas de bambú, un departamento de madera para las llanuras africanas y una casa “leña” inspirada en un sauna de EEUU.
“Hay tanta energía y tanto interés que no entiendo por qué no se ha resuelto el problema”, se pregunta Govindarajan. Su propia respuesta es que hasta ahora ha sido abordado por las ONG, cuando debería ser atacado desde el punto de vista de las empresas. El problema de las ONG es de escala. “Pueden construir un par de casas, pero se necesitan millones para reducir los precios”. Estas organizaciones también actúan en forma descoordinada y sus estándares son más bajos.
El próximo paso del proyecto es comenzar a levantar las casas en dos poblados en Haití.