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Un enigmático vicepresidente chino tendrá que hacer malabarismos en Estados Unidos


El vicepresidente de China, Xi Jinping, se dirige a Washington para una audiencia...

Por: | Publicado: Lunes 13 de febrero de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Jamil Anderlini 
en Beijing



El vicepresidente de China, Xi Jinping, se dirige a Washington para una audiencia el día de San Valentín en la Casa Blanca, como el presunto heredero de Hu Jintao, el presidente chino y secretario general del Partido Comunista, a quien se espera que reemplace este año.

El viaje ha sido cuidadosamente programado para retratar al futuro presidente como hombre de estado e incluirá paradas en California y Iowa, donde será el líder extranjero más senior en visitar este último estado desde Nikita Khrushchev en 1959.

El itinerario probablemente no incluya firmas de tratados o discusiones serias como comercio, relaciones militares o eventos en el Medio Oriente.

Sin embargo, será seguido muy de cerca por observadores en ambos país, buscando claves de cómo la política china hacia occidente pueda evolucionar bajo Xi y la nueva generación de líderes que asumirán los puestos a su lado.

Aunque ha estado en línea para el ascenso por más de cuatro años, el rol de Xi como suplente significa que no le está permitido formular programas políticos en público o expresar visiones que difieran de la línea del Partido.

Pero los analistas y las personas que lo conocen dicen que su actitud personal hacia occidente, y particularmente EEUU, es más compleja y ambivalente que la de su propio predecesor. Xi llegó a la adultez justo cuando China se estaba abriendo a occidente y muchos de sus coetáneos iban a estudiar al extranjero.

Pero estas personas dicen que sería incorrecto asumir que Xi, un autoproclamado fanático de las películas de Hollywood de la II Guerra Mundial está enamorado de EEUU o que tiene un entendimiento más profundo de occidente.

Algunos afirman que él tiene el potencial para poner a las relaciones chino-estadounidenses en un pie de guerra más confrontacional para impulsar su postura entre los más conservadores y militares en China y protegerse a sí mismo de cargos de ser muy suave con los extranjeros.

Pero alcanzar un balance podría resultar difícil para Xi. Es considerado delenguado y espontáneo, al menos comparado con Hu, conocido por su comportamiento rígido y sus cautelosos cálculos políticos. Sin embargo, la confianza natural de Xi y su manera fácil podrían ayudarlo en una agenda que girará en torno a oportunidades de tomarse fotografías y otros intentos de encantar al público estadounidense.

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