por R. MCGREGOR Y J. LAMONT
El ataque que terminó con la vida de Osama bin Laden, después de un tiroteo a 50 kilómetros de Islamabad, duró cuarenta minutos. Sin embargo, ese operativo militar fue posible después de años de frustrantes operaciones que fallaron por poco, callejones sin salida y agotadores trabajos de inteligencia.
Y este último gran avance (la inteligencia reunida sobre uno de los mensajeros personales de Bin Laden) tardó varios años en convertirse en un dato concreto sobre el cual EEUU pudiera actuar.
La administración de George W. Bush fue criticada por no haber podido atrapar a Bin Laden, en especial durante las semanas posteriores a los atentados del 11 de septiembre, cuando el terrorista escapó por las montañas de Tora Bora en Afganistán.
Algunos altos funcionarios contaron que, poco después de asumir la presidencia, Barack Obama ordenó a los militares y servicios de inteligencia darle absoluta prioridad a la captura de Bin Laden.
Hace cuatro años, Estados Unidos descubrió la identidad del mensajero de Bin Laden, que primero fue identificado solamente por su sobrenombre. Dos años después, descubrieron cuáles eran las regiones en Pakistán donde operaban el mensajero afgano y su hermano. Finalmente, en agosto del año pasado, EEUU encontró la residencia de los hermanos en Abbottabad y los servicios de seguridad terminaron de convencerse que en esa casa, valuada en cerca de US$ 1 millón, estaba refugiado Bin Laden.
La operación no fue autorizada hasta el viernes pasado, después de que Obama encabezó cinco reuniones del Consejo de Seguridad Nacional entre el 29 de marzo y el 28 de abril. El mal tiempo demoró el ataque un día.
Los funcionarios estadounidenses contaron que los paquistaníes ayudaron a reunir inteligencia sobre la casa, pero el operativo mismo estuvo a cargo sólo de EEUU. Sin embargo, los funcionarios paquistaníes aseguraron que ellos “facilitaron” el ataque, ofreciendo apoyo de inteligencia en las primeras etapas y monitoreando el barrio.
Los funcionarios de Paquistán describieron un operativo donde el grupo de élite estadounidense llamado Seals fue acompañado por fuerzas especiales paquistaníes.