Por Michael Mackenzie y Aline van Duyn
Ha sido una crisis financiera rentable para el Tesoro de EEUU, al menos en términos de los activos tóxicos que compró en 2008 y 2009. La semana pasada, el Tesoro dijo que comenzaría a vender US$ 10.000 millones de hipotecas al mes, a medida que liquida la cartera de US$ 142.000 millones que acumuló entre septiembre de 2008 y diciembre de 2009, en el marco de la Ley de Asitencia Económica y de Vivienda de 2008.
Tras ganar dinero con la venta de participaciones en AIG y Citi, el Tesoro de EEUU estima que puede conseguir ganancias entre US$ 15.000 millones y US$ 20.000 millones por la venta de hipotecas en el próximo año. Esto refleja el hecho de que el Tesoro compró las hipotecas y la deuda emitida por Fannie Mae y Freddie Mac, las financieras hipotecarias respaldadas por el gobierno, cuando los títulos se negociaban a niveles muy amplios sobre los rendimientos de los bonos del gobierno, un diferencial que se ha estrechado a medida que el sentimiento del mercado mejora.
En septiembre de 2008, el cupón de 30 años de Fannie Mae fue por encima del 6%, en comparación con un rendimiento de 4% en el Treasury a 10 años. Una vez que comenzó a comprar, esta diferencia se redujo a 1,5 puntos porcentuales y, en diciembre de 2009, era de unos 0,80 puntos porcentuales, con la Reserva Federal también comprando papeles hipotecarios.
Las acciones por el Tesoro de los EEUU son seguidas de cerca por inversionistas en todo el mundo, lo que refleja el hecho de que posee miles de millones de dólares en bonos de Fannie y Freddie y valores respaldados por hipotecas.
Las ventas previstas del organismo marcan la primera etapa del gobierno de EEUU poniendo fin a su enorme apoyo al mercado hipotecario durante la crisis financiera.