Por Peter Spiegel
Los mercados llevaron a Italia y la eurozona a lo que para muchos inversionistas es un momento crítico, pero los oficiales de la Unión Europea dijeron que están esperando que Italia decida sobre su nuevo gobierno en lugar de planificar medidas de emergencia para cambiar el curso.
La decisión de aguantar firmemente pareció tanto un acto de fe de la eurozona en que Italia sola puede cambiar el sentimiento del mercado, y un reconocimiento tácito de que las herramientas en el arsenal internacional se han vuelto cada vez más limitadas.
La perspectiva de que un gobierno tecnócrata asuma rápidamente tras Silvio Berlusconi para aprobar reformas económicas largamente esperadas, junto con devolver el orden a Grecia y fortalecer el fondo de rescate de 440 mil millones de euros, representaba la mejor esperanza de haber cambiado una cada vez más oscura crisis.
“No hay nada que los (líderes) europeos puedan hacer efectivamente en este punto”, dijo el jefe de la consultora económica Re-Define, Sony Kapoor. “Tienen que dejar que los eventos en Italia sucedan”.
Pero si los planes actuales no funcionan, los escenarios rápidamente se hacen más complicados.
1) El actual plan: recortar deuda e impulsar el crecimiento ahora. Los oficiales de la UE y la mayoría de los analistas independientes concuerdan que los fundamentos económicos de Italia son mejores que los de Grecia o de países rescatados a escala completa. Por ende, reformas que disminuyan inmediatamente la carga de deuda del país e impulsen su crecimiento económico podrían tener un poderoso efecto en su capacidad para salir del hoyo. Asegurarse de que Italia siga adelante con el plan para hacer ambas cosas es la razón por la que los oficiales indujeron a Roma a aceptar a los monitores de la UE y el FMI. Los oficiales de la UE tiene razón en esperar que las medidas funcionen. Irlanda, que tenía sólidos fundamentos económicos antes de la crisis del año pasado, ha visto caer el rendimiento de sus bonos a casi a la mitad.
2) Proveer una línea de crédito de resguardo: Esto fue ofrecido por Berlusconi al G20 en Cannes, pero fue rechazado. Esencialmente el FMI o el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) le darían a Italia una cantidad limitada de crédito, entre 50 mil millones de euros y 80 mil millones de euros, con condiciones adjuntas. Pero la acción podría asustar a los inversionistas, convenciéndolos de que los problemas de Italia son peores que lo pensado inicialmente.
3) Si todo lo demás falla: un rescate a toda escala. Si Italia no logra volver a levantar financiamiento privado, el próximo paso sería un rescate para sacarla indefinidamente del mercado de bonos. Si ese plan siguiera modelos previos, sería un programa de tres años donde la UE y el FMI llevarían el peso de los pagos de deuda italiana hasta que vuelva la confianza. El problema es el tamaño de Italia y al FEEF le quedan sólo 250 mil millones de euros. Italia dependería entonces del FMI que dijo tener sólo cerca de 300 mil millones de euros y países como Brasil objetarían que se dedique tanto dinero a otro rescate de la eurozona.
4) Una adquisición del Banco Central Europeo: Algunos gobiernos de la eurozona argumentan que el BCE debe ser el prestamista de última instancia para detener la corrida de los bonos de países periféricos. Podría comprar todos los bonos italianos y asegurar que Roma se endeude a tasas bajas. Pero Alemania se opone al “financiamiento monetario” y alegaría que está prohibido en el tratado de Lisboa, pese a no tener mayoría en el BCE.