Por James Politi en Washington
La Casa Blanca aumentó la apuesta en las negociaciones para la renovación de US$ 200.000 millones en medidas de estímulo para la economía de EEUU, y busca vincular su suerte con una ley separada para financiar al gobierno.
La medida del presidente Barack Obama es un intento de alto riesgo para obligar a los republicanos a un acuerdo en la disputa fiscal de fin de año en Washington, ya que aumenta las posibilidades de que algunas agencias federales dejen de funcionar a partir del sábado.
La Casa Blanca ha estado presionando al Congreso durante meses para extender los recortes impositivos de salarios y beneficios de emergencia a desempleados que vencen a fin de mes, con el argumento de que su término podría dañar fuertemente a la economía.
Los republicanos han aceptado la necesidad de preservar estas formas de estímulo en 2012. Sin embargo, la ley que propusieron –y que iba a ser votada ayer en la Cámara de Representantes– lo hace de una forma que causa rechazo en la Casa Blanca y muchos congresistas demócratas al frenar el pago de empleados federales, más que imponer más tributos a los ricos, como quieren los demócratas.
También incluye otras enmiendas –básicamente un proceso de aprobación expedita al oleoducto de Keystone XL– al que se oponen los demócratas.
Según la Casa Blanca, el peligro es que los republicanos de la Cámara intenten “forzar” al Senado al aprobar su versión de la ley de estímulo y luego irse de vacaciones.
Al mantener aparte la ley para financiar al gobierno hasta el 30 de septiembre, que fue negociada por legisladores de ambos partidos, la Casa Blanca intenta retener a los republicanos en la capital para negociaciones adicionales sobre el plan de estímulo que podrían llevar a un resultado más aceptable.
“No permitiremos a los republicanos en el Congreso terminar sus asuntos sin arreglar los del pueblo de EEUU”, dijo ayer un funcionario del gobierno de Obama. Agregó que si esta semana no se logra un acuerdo sobre los recortes impositivos de salarios, los legisladores deberán aprobar un recurso provisional que les dé una semana más para llegar a un compromiso.
“No hay razón para que el gobierno deje de funcionar, pero tampoco hay excusa para que el Congreso se vaya de vacaciones hasta que el pueblo sepa que hemos hecho nuestro trabajo”.
Obama instó a Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado, a no permitir un avance de la ley de gastos hasta que haya un acuerdo sobre los recortes impositivos de salarios. Los republicanos reaccionaron con desdén. “Si el senador Reid quiere detener la ley laboral estará en la lista navideña de los que se portan mal”, dijo el congresista republicano Jeb Hensarling.