El affaire amoroso de China con Gucci y Prada está causando jaquecas a las principales autoridades con los ministerios de Comercio y Finanzas en desacuerdo sobre si recortar el impuesto a la importación de bienes de lujo.
El debate sobre los impuestos a la importación de carteras y joyas caras se encendió cuando Liu Shangxi, un subdirector del ministerio de Finanzas, dijo que los aranceles sobre tales bienes debieran elevarse para mantener la “justicia social”; y proteger a las empresas nacionales. Eso ocurrió dos días después de que el portavoz del ministerio de Comercio dijera que los gravámenes sobre bienes importados de mediana y alta gama debieran recortarse gradualmente para honrar los compromisos de China con la Organización Muncial del Comercio e impulsar el consumo interno.
Añadió que las oficinas gubernamentales llegaron a un entendimiento sobre la aproximación a largo plazo de un régimen de impuestos más bajos sobre los bienes de lujo.
Algunos economistas dijeron que las visiones en conficto de los dos ministerios muestran que Beijing aún debe presentar un plan claro para mantener a los compradores chinos -los mayores consumidores del mundo- gastando su dinero en China en vez de en el extranjero.
“El décimosegundo plan quinquenal tiene como objetivo elevar el gasto interno, pero no dice cómo hacer que más gente compre Gucci y Prada”, comentó el economista jefe para Asia de Credit Suisse, Tao Dong. “Recortar o no (los impuestos de importación sobre bienes de lujo) es inconcluyente porque el ministerio de Comercio quiere más importaciones, pero el ministerio de Finanzas quiere mayores impuestos”.
Algunos analistas estiman que el impuesto a la importación de artículos de precio alto como relojes, joyería y carteras podría reducirse hasta 2% desde un promedio actual de 15%. Encima del impuesto a la importación, los artículos de lujo importados también están sujetos a un impuesto al valor agregado de 15% en promedio.
Si el gobierno central sigue con su régimen de impuestos bajos, significa que los chinos no podrán hallar regiones libres de impuestos como Hong Kong, tan atractiva para las carteras Louis Vuitton y Chanel, relojes Rolex, decoraciones de oro y anillos de diamantes.
Liu del ministerio de Finanzas argumentó que los compradores, que pueden pagar lujos, debiesen tener mayores impuestos para evitar crear desequilibrios sociales. Él señaló que si los impuestos al lujo se redujeran, pondría en peligro a las empresas domésticas, debilitando su competitividad y dejando a la economía más dependiente de importaciones.
Liu advirtió que las empresas chinas podrían verse obligadas a cerrar como resultado y tener un “impacto severo” en la economía. Sin embargo, Tao restó importancia a la amenaza de marcas de lujo extranjeras, diciendo que aún tiene que ver las “versiones chinas de Rolex, Prada y Gucci”.
El economista de Merrill Lynch-Bank of America, Lu Ting, dijo que recortar impuestos y elevar el poder adquisitivo de los trabajadores locales era la dirección correcta para la segunda mayor economía del mundo.
Una encuesta de Bain Capital de mayo mostró que la mayoría del gasto de lujo en China tenía lugar en el extranjero. Esto significa que la economía china se beneficia poco del importante gasto en bienes de lujo, que Bain Capital prevé que crezca 25% este año a 11.500 millones de euros, por encima del crecimiento promedio global de 8%.