Cuando Angela Merkel se sentó en las orillas del río Spree en Berlín el domingo en la tarde, lista para una “entrevista de verano” en la televisión pública, la canciller alemana lucía notoriamente serena.
Parecía no darse cuenta de que el viento estaba incrementándose, que el cielo estaba nublado y que estaban cayendo las primeras gotas de lluvia. Su chaqueta fucsia desentonaba profundamente con el color escarlata de la silla que se había dispuesto para el evento anual. Bromeó con los presentadores y los alentó a hacer su trabajo.
Apenas una hora más tarde, la capital alemana fue empapada por un aguacero.
Esto que pasa es casi lo mismo con el clima político en Alemania; el humor es deprimente y la canciller está enfrentado una creciente ola de críticas por su liderazgo, sobre todo en cuanto al manejo de la crisis de la eurozona. Sin embargo, insiste en que se tomaron decisiones inteligentes, el euro es estable y que los estados de la zona euro deben simplemente tener sus deudas bajo control.
La habilidad de Merkel para mantenerse calmada, compuesta y pragmática, incluso frente a las tormentas financieras amenazan con sepultar a la eurozona, es una de las razones de porqué ella es tan popular, incluso si su gobierno de coalición de centro derecha está cayendo en las encuestas. Los ataques de la derecha y de la izquierda están siendo más ruidosos, y los encuestadores dicen que parece estar perdiendo su toque popular.
Las negociaciones de esta semana de la eurozona que llevarán a la cumbre de emergencia de este jueves probarán el liderazgo de la canciller tanto en la UE como en su país. Puede hacer o rechazar cualquier acuerdo para Grecia con su insistencia de que se debe incluir una contribución sustancial de los tenedores privados y de los contribuyentes. Pero si va muy lejos en comprometer el dinero de los contribuyentes alemanes, podría verse obligada a buscar un voto de confianza para mantener su mayoría parlamentaria en el Bundestag.
Los votantes alemanes están
preocupados de que la UE se esté convirtiendo en una “unión de transferencia”, en la que Alemania garantiza las deudas de los socios más derrochadores en la eurozona. Pero la principal crítica de Merkel sobre Europa es que ella no es lo suficientemente pro-europea. Ella tuvo la oportunidad de decir lo apasionada que era por Europa, pero no pudo ser capaz de demostrarlo. A veces, eso le da ventaja. Ahora, parece como una oportunidad perdida seguir adelante con el debate.