Por David Oaklaey y Kerin Hope
Grecia niega que esté considerando abandonar la eurozona, pero su inminente crisis de liquidez podría resucitar los temores a que la crisis de la deuda del bloque pueda extenderse a España.
Se espera que las declaraciones de fin de semana de George Papaconstantinou, el ministro de Finanzas, en las que admitió que Grecia había solicitado ayuda a la UE para financiar los compromisos de su deuda en 2012 y 2013, en lugar de volver a los mercados, crispen los nervios de los inversionistas en una semana crítica para los mercados de deuda de la eurozona. Un año después de su rescate por la UE y el Fondo Monetario Internacional, Grecia ha hecho pocos progresos para poner en orden sus finanzas.
La petición de Grecia podría echar por tierra las esperanzas de que el anuncio de rescate de Portugal la semana pasada pudiera marcar un punto de inflexión en la crisis de la deuda, que estalló hace más de un año. Un importante inversionista declaró: “La esperanza es que Portugal sea el último rescate y que no se produzca un contagio a España. Pero los temores sobre Grecia podrían provocar fuertes ventas en los mercados de bonos periféricos y aumentar las posibilidades de que España también necesite préstamos de rescate”.
Esto agravaría la crisis, ya que muchos consideran a España, la cuarta mayor economía de la eurozona, una pieza clave del dominó. Si el país cae y necesita un rescate, todo el proyecto de la eurozona podría verse amenazado.
La semana pasada, un artículo del periódico alemán Der Spiegel en el que se decía que Grecia estaba considerando la salida de la eurozona fue desmentido categóricamente por parte de las autoridades helenas. Philippo Sachinides, el secretario de Estado de Finanzas al cargo de la deuda pública, aseguró: “Es completamente falso... Es un movimiento contra la eurozona”. Sin embargo, pese a la negación, el euro cayó más de un 1% frente al dólar el viernes. Desde el miércoles ha perdido más de un 3%, lo que pone de relieve hasta qué punto están afectando los problemas de Grecia al sentimiento.
Los inversionistas y los estrategas señalan que la crisis de la deuda probablemente pueda restringirse a Grecia, Irlanda y Portugal si Atenas puede capear las tormentas y reestructurar sus bonos de forma ordenada. La primera señal de que Grecia estaba dando pasos hacia la reestructuración, aunque sólo parcial, pudo apreciarse el fin de semana después de que Papaconstantinou discutiese con sus colegas de la eurozona la posibilidad de ampliar el vencimiento, de acuerdo con los inversionistas, de los bonos que han de pagarse en 2012 y 2013. Los mercados financieros creen que un impago o una reestructuración no minará el sentimiento en la eurozona si se presenta un plan claro. De hecho, los mercados esperan que Grecia se vea forzada a reestructurar su deuda, ya que su economía sigue sumida en los datos negativos y su nivel de deuda pública es demasiado alto.
Sin embargo, si Grecia abandona el euro, forzando una reestructuración o un impago y obligando a los inversionistas a afrontar grandes pérdidas o quitas sobre sus bonos, es posible que la confianza se desplomase en toda la eurozona. Esto podría afectar a los mercados de bonos de España y aumentar el riesgo de que también llegara a necesitar un rescate.
“Si el debate pasa de la reestructuración ordenada de la deuda de Grecia –que los mercados dan por sentada– a un impago desordenado griego –que es algo imprevisto– es probable que vuelva a aumentar marcadamente el riesgo”, señaló Win Thin, estratega de divisas de Brown Brothers Harriman.