Los medios de comunicación realmente están echando de menos a Donald Trump
El tráfico en línea del Washington Post cayó 26% entre enero y febrero de este año, mientras que CNN ha perdido 45% de su audiencia en horario estelar desde el inicio de la presidencia de Joe Biden.
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Edward Luce
El lema del Washington Post, "La democracia muere en la oscuridad", le ha servido muy bien durante los últimos cuatro años. El periódico triplicó su base de suscriptores durante la presidencia de Donald Trump, impulsado además por un excelente reporteo, pero la era posterior a Trump es un juego totalmente diferente. Como informa el propio Post, su tráfico en línea cayó 26% entre enero y febrero de este año, mientras el New York Times vio una caída de 17% en las visitas.
“La democracia avanza razonablemente bien a una luz moderada” no es un eslogan tan bueno para las ventas. Como era de esperar, las tendencias son aún más marcadas en el caso de los canales de noticias por cable. CNN perdió 45% de su audiencia en horario estelar desde el inicio de la presidencia de Joe Biden.
Entre los demás medios, Fox News fue el menos afectado, ya que se ha concentrado en las expresiones de rechazo contra la administración Biden. Todos los demás están sufriendo una sequía atroz. Por muy diferentes razones, en particular por un tipo de lectores más profesional, Financial Times también es un caso atípico. El tráfico de FT en Estados Unidos no disminuyó entre enero y febrero.
Entonces, ¿cómo sobrevivirán los medios en este clima post-Trump? La respuesta, por desgracia, recae en última instancia en el consumidor. Como dice el viejo refrán, "si sangra, manda". Ese instinto siempre ha sido cierto en la prensa sensacionalista y en muchos noticieros de televisión. En la era de las redes sociales, ese sesgo del consumidor se ha extendido más allá de nuestras peores pesadillas.
Numerosos estudios muestran que Facebook y Twitter prosperan con las noticias negativas y se marchitan cuando son positivas. Cuanto más oscuro y siniestro sea el link, más probable será que los usuarios lo compartan. Preferiblemente debe ser "ad hominem", es decir, que parta de una idea que el público objetivo ya comparta.
Como creador y blanco de estos links, Trump ha personificado este modelo de negocio. Debemos tener cuidado con lo que deseamos. Él, o alguien más, podría proporcionar a los medios otro auge a corto plazo. Mientras tanto, podemos esperar que las noticias parezcan casi igual de sombrías, incluso cuando no lo sean.
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Coberturas claves
David Leonhardt, del New York Times, da un ejemplo preocupante de esto en un estudio sobre el sesgo negativo de los medios en su cobertura del Covid-19. En pocas palabras, los medios de comunicación saltan sobre las malas noticias de la pandemia y dejan de lado las buenas. Por lo tanto, las historias sobre personas que se infectan después de haber sido vacunadas son destacadas, incluso aunque sean extremadamente poco habituales. Un estudio encontró que de 36.600 trabajadores de la salud vacunados con ambas dósis, menos de 1% dio positivo por Covid-19.
Los coágulos de sangre muy raros de AstraZeneca son otro ejemplo. Por supuesto, el trabajo de los medios de comunicación es resaltar los problemas y pedir cuentas a las personas en las posiciones de poder, ya sea corporativo o político. Pero el efecto neto es dar una imagen engañosa de la dirección en que avanzamos, que es en su mayor parte positiva. También tiende a validar las posiciones de muchas personas que desconfían de la ciencia.
Por supuesto, se podría decir lo mismo de la cobertura de los delitos, que generalmente hace que las personas sean mucho más paranoicas de lo que deberían ser. En la práctica, es probable que ninguna cantidad de cobertura sesgada sobre la pandemia o publicitados reportes sobre delitos llene el vacío que dejó Trump en los ingresos de los medios.
¿Existe una solución? Ojalá existiera una respuesta sencilla. Sería bueno que el público se convirtiera en masa al periodismo serio, pero eso es como esperar que la taquilla de las películas se traslade al cina arte. Nunca sucederá.
Es un poco más realista esperar que Facebook y otras redes sociales se vean obligadas a compartir los ingresos de forma más equitativa con los medios de comunicación. Estas plataformas son una gran parte del problema. Australia puede haber tenido un buen comienzo con esto. En general, sin embargo, no hay buenas respuestas.