Líderes empresariales de Europa piden mayores acciones para combatir crisis
Los líderes empresariales de las tres mayores economías de la eurozona llamaron a los gobiernos a dar un “salto” para enfrentar la crisis financiera de la región.
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Por Quentin Peel en Berlín y Hugh Carnegy en París
Los líderes empresariales de las tres mayores economías de la eurozona llamaron a los gobiernos a dar un “salto” para enfrentar la crisis financiera de la región.
El trío llamó a implementar urgentemente reformas fiscales, la recapitalización de los bancos europeos y la creación de un fondo monetario europeo independiente.
Las principales federaciones empresariales de Alemania, Francia e Italia plantearon la demanda en víspera de una cumbre bilateral en Berlín el domingo entre Angela Merkel, la canciller alemana, y el presidente francés Nicolas Sarkozy, donde ambos líderes discutieron medidas para detener la turbulencia en los mercados financieros.
Las organizaciones advirtieron de una “profunda crisis de confianza en los mercados internacionales” y llamaron a Europa a “contribuir de manera significativa a restaurar la confianza”, incluyendo un nuevo tratado “como un paso adelante hacia una mayor unión política y económica”.
El comunicado conjunto de la confederación industrial alemana (BDI), junto a la organización de empleadores de Francia (Medef) y la unión industrial italiana (Confindustria) simboliza la creciente alarma al interior de la comunidad empresarial por la amenaza al euro. El trío declaró su “pleno compromiso a favor de una mayor integración europea” y dijo que los empresarios europeos tienen “el mayor interés en preservar el euro, así como en apoyar el avance hacia una mayor integración política y económica”.
Laurence Parisot, jefa de Medef, señaló que las tres federaciones tienen “muy clara” la necesidad de una Europa más unida. “Este llamado a un nuevo tratado en realidad significa que no queremos renunciar o dar marcha atrás, sino avanzar”, declaró. “Sabemos que es difícil, sabemos que políticamente es un desafío, pero está claro que queremos a Europa”.
División por fondo de rescate
El diálogo entre los jefes de Alemania y Francia se ha enfocado en detener el contagio de los crecientes costos de la deuda pública en países periféricos de la eurozona, como Grecia e Italia, que ha socavado la confianza en los bancos europeos debido a su posesión de deuda soberana.
A pesar de los desmentidos, Berlín y París están divididos en cómo maximizar el uso y efectividad del fondo de rescate de la eurozona EFSF -de 440.000 millones de euros- y en si usarlo para aumentar el capital de los bancos que poseen gran cantidad de deuda pública de países de la eurozona de calificación rebajada.
Merkel se resiste a reforzar los fondos del EFSF para que pueda comprar bonos soberanos de la eurozona y entregar préstamos preventivos a gobiernos que sufren problemas de liquidez. Francia quiere aumentar el poder del fondo para evitar el contagio de la crisis en Grecia y otros miembros periféricos de la eurozona.
Berlín también insiste en que cualquier recapitalización debe ser financiada en primera instancia por los propios bancos y en segundo lugar por sus gobiernos nacionales, antes de usarse los recursos del fondo EFSF.
El gobierno francés minimizó el viernes las diferencias y aseguró que “no hay divergencias” entre las dos capitales en el tema de la recapitalización bancaria. “Coincidimos con Alemania (...) en que los bancos deben tener más capital, incluidos los bancos franceses”, afirmó François Baroin, ministro de Finanzas.
Merkel ha insinuado un proceso de tres pasos de recapitalización, e insiste en que el fondo de rescate de la eurozona debe usarse sólo en circunstancias extremas y sujeto a condiciones estrictas si un gobierno de la eurozona anuncia “ser incapaz de arreglárselas solo”. También evitó hablar de recapitalización. Sólo dijo: “Seguiremos los consejos de nuestros expertos (...) si ellos dicen que debemos recapitalizar.”
Baroin coincidió en que en primera instancia las fuentes del nuevo capital bancario deben ser privadas. Los fondos públicos sólo se usarán como “recurso de última instancia”. Aunque hay varias opciones para ello, “aún no hemos discutido esto a nivel europeo”, agregó.