La Unión Europea finalmente se enfrenta a Google
La comisión de competencia tiene razón en presentar cargos en el caso de antimonopolio
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Entre los expedientes más complicados heredados por Margrethe Vestager, la nueva comisaria de competencia de la UE, está el que concierne a Google. La comisión ha estado hurgando entre las sinapsis electrónicas del gigante motor de búsqueda estadounidense desde el año 2010, tratando de determinar si abusa de su cuota de cerca del 90 por ciento de las búsquedas en el Internet de los mercados europeos para eliminar a sus rivales injustamente.
Los intentos por resolver el polémico caso han ido y venido sin resultados satisfactorios. El año pasado, el predecesor de Vestager, Joaquín Almunia, parecía haber llegado a un acuerdo, cuando simplemente lo abandonó y posteriormente, de forma extraña, volvió a abrir la investigación, al parecer a instancias de los rivales comerciales de Google.
Aún está por ver qué tan bien le va a Vestager en este difícil caso. Pero es digna de elogio por hacer lo que el Sr. Almunia no hizo. Finalmente, después de media década de luchar contra las sombras, ha presentado cargos formales contra la compañía. Dichos cargos se centran en acusaciones de que a los usuarios que buscan productos específicos en línea se les muestran resultados relacionados con los sitios de compras de Google en lugar de los sitios de los rivales. También hay un caso en contra de la plataforma móvil Android de la compañía. Hay varias razones para celebrar lo que Vestager ha hecho.
En primer lugar, la medida le da transparencia a una investigación que ha estado plagada de insinuaciones de interferencia política y cabildeo por parte de los ministros de Francia y Alemania, así como de los rivales en línea de Google. En momentos en que Europa se encuentra en medio de una reacción negativa contra las grandes compañías tecnológicas estadounidenses, la comisión debe garantizar que su reputación de imparcialidad se mantenga intacta.
En segundo lugar, Vestager tiene razón en seguir adelante, porque sigue habiendo buenas razones para escudriñar las actividades de Google en las búsquedas. Una investigación realizada por la Comisión Federal de Comercio de EEUU hace dos años encontró evidencia de que Google puso a prueba varias maneras de "degradar" algunos sitios de comparación de precios y compras en sus posicionamientos de búsqueda. Aunque la compañía alegó que su propósito era mejorar la experiencia del cliente al ampliar la gama de los resultados, esto plantea dudas legítimas sobre el papel que desempeña.
Esas cosas son importantes debido a la forma en que la economía digital crea posiciones de "todo para el ganador". La cuota de Google en el mercado de las búsquedas es tan grande que parece el guardián del Internet. El control de los importantísimos algoritmos de búsqueda le da la oportunidad de canalizar a los usuarios hacia los servicios que favorece, incluyendo sus negocios propios, como YouTube y Google Play, la tienda de aplicaciones.
Google puede argumentar legítimamente que hay muchos otros motores de búsqueda disponibles para los usuarios, incluyendo Bing de Microsoft, Yahoo, Quora y DuckDuckGo. Si el cargo es que está asfixiando la innovación, obviamente no está haciendo un trabajo eficaz.
Tampoco hay pruebas de que los propios servicios de compras de Google disfruten de posiciones dominantes en los mercados que atienden. Por ejemplo, en la mayoría de los países europeos los servicios de Google se quedan pequeños en comparación con una serie de otros servicios, en particular eBay y Amazon.
Sería un error que los reguladores maniaten a Google simplemente porque sus servicios son superiores a los ofrecidos por sus rivales. Pero la comisión tiene razón en vigilar a la empresa. Lo que se necesita ahora es un proceso claro para darle a esta importante investigación una conclusión decisiva.