Por James Politi
La iniciativa por reformar el código tributario estadounidense empresarial surgió como una víctima de la parálisis política del año electoral.
Pero está creciendo la preocupación de que ni siquiera encabezaría la lista de políticas a inicios del próximo año, colocándola en el permanente segundo plano de las debilitadas políticas de Washington.
Por al menos 18 meses, hubo un fuerte consenso en EEUU entre los políticos de ambos partidos de que revisar los impuestos empresariales de EEUU, para rebajar la tasa y pagar por el esfuerzo al eliminar algunas exenciones tributarias ayudaría a impulsar la competitividad del país.
Pero moverse más allá de ese nivel de acuerdo en las bases de qué impuesto políticamente sensible sacrificar, ha sido difícil y se está desvaneciendo la creencia de que el impulso podría emerger repentidamente de una nueva constelación política en enero.
"Soy más esperanzado que confiado", dijo John Engler, presidente del Business Roundtable y ex gobernador de Michigan.
La principal razón de duda de Engler es que el nuevo congreso y potencialmente la nueva administración, también será consumidas por otros asuntos fiscales, tales como el destino de las tasas tributarias de la era Bush y los recortes de gastos automáticos, para ubicar la reforma de impuestos corporativos al tope de la agenda.
"La serie de conflictos que están apilados en el calendario de negocios incumplidos son verdaderamente dantescos y casi sobrecogedores", afirmó. Sin embargo, Engler añade que ha habido un "éxito notable en establecer la etapa para que algo se haga" en materia de reforma tributaria empresarial.
Tanto el comité financiero del Senado como el Comité de Medios y Arbitrios, que tiene jurisdicción sobre la política tributaria de EEUU, han llevado a cabo audiencias y comenzaron a trabajar en la reforma. En tanto, el departamento del Tesoro de EEUU dispuso su propio plan sobre reforma tributaria corporativa, que ha estado en trabajo por al menos un año, en febrero, sugiriendo que la tasa sería rebajada de 35% a 28%. Los republicanos del congreso, así como Mitt Romney, el candidato presidencial, están sugiriendo que la tasa de impuestos a la empresa sea recortada a 25%.