Por Peter Spiegel
desde Bruselas
El plan de rescate para España fue, dicen los oficiales europeos, una respuesta robusta a los críticos que acusaban a la UE de reaccionar muy despacio, muy tarde y con el menor efecto posible en momentos en que la crisis se salía de control.
“Es una señal muy clara a los mercados, al público, de que la eurozona está lista para tomar acciones decididas”, dijo Olli Rehn, el principal funcionario económico de la UE el sábado. Más que esperar a que España completara este mes su última prueba de esfuerzo a la banca, los europeos acordaron moverse antes de que se presentara turbulencia en los mercados esta semana por las elecciones de Grecia el próximo domingo.
Además, en vez de subestimar las necesidades de la banca española trataron de sobre dimensionarlas. Horas antes el FMI estimó que se requerían al menos 40.000 millones de euros, pero el acuerdo de la eurozona es por al menos 100.000 millones de euros. “Intencionalmente queríamos asegurar que queda un margen de seguridad adicional”, dijo Rehn. “Esta es la primera vez que Europa está dispuesta y disponible para lidiar confiada y abrumadoramente con una contingencia así de grande”, sostuvo un diplomático de la eurozona.
Sin embargo, aunque los funcionarios de la eurozona se movieron rápido y con poder financiero, todavía habrá que esperar para saber si fue suficiente. Los líderes europeos fueron obstaculizados por la resistencia del gobierno español a un rescate externo y algunos analistas creen que incluso 100.000 millones de euros podrían ser insuficientes para lidiar con el cierre de los bancos españoles más golpeados.
Altos funcionarios reconocieron que todavía existen algunas dudas sobre el plan para España. Lo más complicado, agregan, es el requisito de que los préstamos del rescate, aunque mayormente destinados a los bancos españoles, deberán ser canalizados a través del gobierno, agregando otros 559.000 millones de euros a la deuda actual del gobierno central. Ese es el mayor problema de la actual crisis: el fuerte lazo entre los gobiernos cargados de deuda y los bancos que los financiaron.
“El punto clave es ser capaz de romper el vínculo entre los bancos y los soberanos de manera de que podamos ir a las raíces de la crisis de deuda”, aseguró Rehn la semana anterior al rescate.
Ese vínculo ha creado un espiral descendente que se refuerza a sí mismo. En algunos casos, fueron los bancos los que metieron en problemas a gobiernos mayormente sanos, como en Irlanda. En otros fue al revés, como en Grecia y Francia, donde instituciones financieras sólidas fueron arrastradas por sus posiciones en deuda soberana de estados como España e Italia. Fue esa dinámica la que forzó al BCE a inundar a los bancos de la región con 1 billón (millón de millones) de euros en préstamos baratos en 2011.
Pero, aunque el BCE resolvió uno de los problemas, puede haber agravado otro: Los bancos españoles usaron el efectivo barato para cargarse de deuda soberana española, que sólo ayudó a redoblar los vínculos entre el sector financiero y el gobierno. Rehn y el Nuevo gobierno francés han presionado por cambios en las reglas para que el fondo de rescate por 500.000 millones de euros, el mecanismo de estabilidad europeo, pueda realizar inyecciones de capital directamente a los bancos.
Pero el ESM no entrará en efecto hasta el próximo mes en el mejor de los casos, luego de que los 17 miembros de la eurozona ratifiquen el tratado. E incluso así hará falta un acuerdo de su nuevo directorio compuesto por lo 17 ministros de finanzas.
Alemania se ha resistido a esos cambios - por meses se aferró a que los fondos de rescate de la eurozona no deben ser usados para ayudar a los bancos antes de rendirse el año pasado- lo que significa que es poco probable que ningún cambio llegue a tiempo como para ayudar a España.