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FT: ¿Es Emmanuel Macron el aliado europeo que necesita Joe Biden?

Según el periodista Philip Stephens, Estados Unidos no puede depender de Alemania cuando el atlantismo de Angela Merkel está detrás de los intereses comerciales en China y Rusia.

Por: Financial Times. Traducido por: Rafaella Zacconi | Publicado: Viernes 12 de febrero de 2021 a las 13:27 hrs.
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Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, las relaciones internacionales deberían dar un nuevo giro, sobre todo para encontrar un aliado fuerte en Europa que le permita expandirse. Así lo plantea el periodista Philip Stephens, en una columna de Financial Times.

Según explica, aunque la canciller de Alemania, Angela Merkel, asegure a Estados Unidos que los europeos contribuirán más a su propia seguridad, su objetivo real es persuadir a los estadounidenses de que mantengan su presencia en el continente, pues por varias décadas la seguridad de Alemania se ha basado en la integración europea y la garantía de que Estados Unidos sea líder de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 

En cambio, cuando el presidente de Francia, Emmanuel Macron, pide a la Unión Europea (UE) que apunte a la "autonomía estratégica", espera con ansias el día en que el continente pueda independizarse y despedirse de la asfixia de Estados Unidos.

“Joe Biden no debe dejarse engañar. Alemania no va a abandonar su atlantismo ni Francia su gaullismo, pero, y esta es una opinión calculada para ofender por igual a Merkel y Macron, si el presidente de Estados Unidos está buscando un socio confiable en Europa, haría mejor en dirigirse al Palacio del Elíseo que a la cancillería de Berlín”, asegura.

Otra opción rentable de fiel intermediario para EEUU fue en algún momento Reino Unido. Sin embargo, según Stephens, el brexit ha trastornado la dinámica de la relación especial. 

“Dejando de lado la simpatía del primer ministro británico Boris Johnson con el expresidente Donald Trump, el hecho geopolítico duro es que Gran Bretaña ahora está excluida de las deliberaciones de la UE. Y la posición de Johnson en París y Berlín no es exactamente alta”, explica.

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Macron vs Merkel

A pesar de que la búsqueda de Macron de una soberanía europea y autonomía estratégica pareciera descalificarlo del papel de mejor amigo del nuevo presidente de EEUU, Stephens asegura que ambas frases se hacen eco de la force de frappe, la capacidad nuclear independiente francesa, y de la idea de que Francia y Europa deberían tener la libertad de decidir por sí mismos sin deferencia a Washington.

“Hay retórica y realpolitik. El derecho de Europa a tomar una decisión no exige en sí mismo romper con Washington. En la construcción de Macron bien podría ser el derecho a trabajar con Estados Unidos. Claro, Macron continúa insistiendo en la necesidad de un compromiso político con el presidente ruso Vladimir Putin, pero los políticos franceses saben que una Europa capaz de defenderse plenamente es una opción en el horizonte lejano. Como Biden, Macron necesita aliados dispuestos a ir más allá del idealismo retórico”, comenta.

De hecho, la relación entre la Casa Blanca y el Elíseo ha sido buena durante mucho tiempo. En 1979, por ejemplo, el embajador del Reino Unido en París, Sir Nicholas Henderson, escribía a casa para quejarse de que, a pesar de una "política descaradamente antiamericana", Francia había aumentado su influencia en Washington. 

En 2009, Francia se reincorporó sin problemas al mando militar de la OTAN. Asimismo, en la administración de Trump, los profesionales de la política exterior estadounidense elogiaron la disposición de Francia a gastar sangre y tesoros en la lucha contra el terrorismo islamista en África.

Francia ha tenido por varias décadas la voluntad política y militar para trabajar con Estados Unidos, sobre todo ahora, cuando el presidente francés está dispuesto a hacer coincidir las palabras con la acción. Sin embargo, según Stephens, Macron también tiene razón al juzgar que cuanto mayor sea la expectativa de otros Estados de la UE de que Estados Unidos se quedará, menos contribuirán a su propia seguridad.

En el caso de Alemania, Stephens asegura que Merkel habla el lenguaje del atlantismo, pero en privado desdeña la autonomía estratégica. 

“La canciller alemana no admitirá igual cuando se trata de declaraciones audaces sobre la defensa de la democracia, el juego de las reglas multilaterales y el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, no se puede permitir que nada de esto amenace los intereses económicos de Alemania, sobre todo sus tratos comerciales con China y Rusia. No se puede esperar que Berlín elija entre los derechos humanos y las ventas al exterior de, digamos, Volkswagen, BMW o Mercedes”, agrega.

De hecho, Stephens asegura que Merkel impulsó el ritmo de la UE para concluir un nuevo pacto de inversión con Beijing antes de que Biden asumiera el cargo. Además, fomentó el Nord Stream 2, un proyecto respaldado por el Kremlin para construir un nuevo gasoducto bajo el Mar Báltico, que afectó drásticamente a Ucrania al ver comprometida una parte de su territorio al situarse entre Rusia y la UE.

“El canciller no va a cambiar. Ella está terminando el resto de su mandato antes de retirarse a finales de este año. Es muy posible que su sucesor sea menos mercantilista, sobre todo si el Partido Verde forma parte de la próxima coalición de gobierno. Pero si Biden quiere un socio europeo confiable, haría mejor en buscar al aliado más antiguo de Estados Unidos”, asegura.

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