Una investigación independiente del fatal accidente del tren de alta velocidad en China capaz de resistir un exhausitvo escrutinio internacional, es la única manera de restaurar la confianza en el sistema ferroviario del país tras el accidente del 23 de julio, dicen los analistas.
El gobierno chino está en conversaciones con potenciales compradores de su sistema de trenes de alta velocidad en EEUU, Reino Unido, Brasil, Tailandia y Sudáfrica. La industria global ferroviaria está valorada en cerca de US$ 208 mil millones al año, según Lloyd’s Register, una organización británica que entrega servicios de certificación en los sectores de energía y transporte.
“Los expertos internacionales y los países a los que China quiere exportar trenes van a acosar a China con preguntas difíciles. Debería ser capaz de pararse ante este desafío, de otra manera no tiene oportunidad (de exportar sus productos ferroviarios)”, dice Kao Tsung-chung, consejero del proyecto de alta velocidad de California.
China necesita adoptar la estrategia de Alemania después de su accidente de trenes en Eschede en 1998, agrega Kao, quien también es profesor de vías férreas en la University of University of Illinois in Urbana Champaign. El accidente en Eschede, que amtó a 101 personas, fue el único accidente de trenes de alta velocidad del mundo hasta que 40 personas murieron cuando dos trenes bala chocaron a unos pocos kilómetros de Wenzhou, en la provincia de Zhejiang, el 23 de julio.
“Alemania realizó una investigación concienzuda y abierta”, explica Kao. “Lo que informaron resultó convincente para la industria y los académicos. Como resultado, se convencieron de que las causas raíces fueron removidas”.
Así, la industria alemana de trenes de alta velocidad se ha recuperado del accidente y sus sistemas ferroviarios ahora son ampliamente exportados.