El multimillonario Jaime Gilinski sacude al empresariado colombiano con sus ofertas
La redada del magnate en Nutresa y Grupo Sura da cuenta de una nueva presión sobre cierto modelo de gestión empresarial.
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Michael Stott
Generaciones de niños colombianos aprendieron sobre los animales al recolectar imágenes de bestias exóticas que venían en los envoltorios de las barras de chocolate Jet locales. Ahora, la empresa que elabora el icónico dulce nacional podría ser presa de un león que se está cruzando en el camino.
El multimillonario bancario Jaime Gilinski, uno de los animales corporativos más grandes del país cafetero, ha puesto en acción a la adormecida bolsa colombiana con un par de ofertas hostiles por US$ 3.400 millones en efectivo.
La onda expansiva ha repercutido más allá de las fronteras nacionales, generando interrogantes sobre el activismo empresarial que es común en EEUU pero raro en América Latina, donde los conglomerados controlados por familias suelen ser los que dirigen el gallinero.
Graduado de la Escuela de Negocios de Harvard, Gilinski, de 64 años, comenzó su carrera como banquero de fusiones y adquisiciones en Morgan Stanley antes de construir su imperio de títulos financieros e inmobiliarios por valor de casi US$ 4 mil millones. Sus activos incluyen una participación en Metro Bank en Reino Unido, así como un gran proyecto inmobiliario en Panamá y el Banco GNB Sudameris, que opera en Colombia, Perú y Paraguay.
Gilinski lanzó una oferta hostil de US$ 2.200 millones el mes pasado por un máximo del 62,6% de Nutresa, el mayor grupo alimentario de Colombia y fabricante del chocolate Jet. El Royal Group de Abu Dhabi se unió a él como socio minoritario para agregar músculo financiero. La oferta tiene una prima del 40% sobre el precio de Nutresa anterior a la oferta.
Menos de tres semanas después, Gilinski volvió a lanzarse en picada y anunció una oferta de US$ 1.200 millones por hasta el 31,7% de Grupo Sura, el mayor holding del país con intereses en banca, seguros y pensiones.
"Estas son dos empresas que no se han desempeñado en pos de los accionistas durante los últimos diez años", dijo Gilinski a Financial Times. "En el caso de Sura, el precio de la acción ha caído un 75% en dólares, y en el caso de Nutresa, ha bajado un 52% (hacia el 10 de noviembre, cuando se lanzó la oferta por la compañía). Hemos ofrecido una prima muy significativa".
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Lazos internos
Los objetivos de Gilinski son elegidos cuidadosamente. Sura y Nutresa están conectadas por una red de participaciones cruzadas que las cubre y un tercer inversionista colombiano importante, el conglomerado de cemento e infraestructura Grupo Argos.
Conocida como el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), la estructura fue ideada en 1979 por ejecutivos de Medellín, la capital empresarial de Colombia, para defenderse de los depredadores de Bogotá.
De ser exitosa, la audaz incursión de Gilinski podría convertir las participaciones cruzadas en un arma contra los actuales directivos. Si obtiene Nutresa, gana la participación de la empresa en Sura. Si se hace con Sura, vendrá con ello una alta participación en Nutresa. Argos posee grandes porciones de otras dos empresas.
Gilinski dice que no está planeando una oferta por Argos en este momento, pero esto no ha detenido las especulaciones de que su objetivo final es atacar a los tres miembros clave de la familia GEA.
El consorcio con sede en Medellín está contraatacando. Argos dice que no venderá sus acciones de Sura y Nutresa a Gilinski, citando una valoración no publicada que, según dice, es mucho más alta. Sura también ha rechazado la oferta de Gilinski para adquirir acciones de Nutresa.
La actual administración cree que la oferta de Gilinski infravalora a Nutresa y Sura, y amenaza al modelo de propiedad a largo plazo del GEA, que se vale de miles de accionistas más pequeños. Sin embargo, está abierta a incorporar un socio minoritario externo para aumentar el valor.
Los ciudadanos de Medellín se han sumado a la batalla. Los grupos de WhatsApp describen las ofertas como un intento de despojo de activos, lo que perjudicaría a las empresas con un fuerte compromiso local y altas calificaciones en temas ambientales, sociales y de gobernanza.
"Hay verdad en el argumento de que el GEA tiene una visión que va más allá del balance de las empresas", sostiene Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda de Colombia y profesor invitado en la Universidad de Columbia. "Está muy comprometido con las causas sociales, regionales y nacionales".
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¿Nuevo modelo?
Gilinski insiste en que será un buen administrador de sus objetivos. "En ambos casos, quiero ejercer influencia en la junta directiva para reorientarla y realmente ayudar a crear valor para los accionistas", asegura.
Las acciones del multimillonario se han ganado el aplauso de la comunidad financiera de la región, como una señal de que la administración corporativa en general enfrenta presiones. "Personalmente, me gusta la decisión de Gilinski", dice un banquero latinoamericano de alto nivel. "En general, creo que las empresas latinoamericanas no están bien administradas".
Más allá de si Gilinski logra cazar su presa o no, es probable que el GEA se convierta en un animal diferente. "Lo bueno es que esto cambiará las cosas", opina Cárdenas. "Hay que aplaudir las ofertas. Cambiarán el status quo".