El ex primer ministro Zhu Rongji, considerado por muchos el arquitecto del auge económico de China, publicó su cuarto libro la semana pasada, ofreciendo una mirada a su estilo de trabajo único.
Con más de 2.000 páginas, la colección de cuatro tomos de sus discursos, comentarios y cartas de su período como zar económico y primer ministro de China,The Record of Zhu Rongji’s Talks, conteniendo 348 artículos desde 1991 hasta 2003, también arroja luces sobre la vida de un alto dirigente comunista, algo considerado por lo general del máximo secreto.
Zhu se convirtió en vice primer ministro en 1991 y en primer ministro en 1998. Se retiró a comienzos de 2003. Era popular por su alta estatura moral, conducta resuelta, ética del trabajo y dedicación a la reforma económica - al menos en los ojos del pueblo. Era impopular entre altos funcionarios y gerentes de empresas estatales por su intolerancia de la corrupción, incompetencia o burocracia y su rechazo a la indiferencia oficial hacia los problemas de la gente.
Sus comentarios en su primer día como primer ministro dan algunas claves que confirman esa reputación. En la primera reunión del Consejo de Estado que presidió el 24 de marzo de 1998, pidió a los miembros del gabinete “ser problemáticos, no asentidores”. Declaró que debían ser servidores del pueblo, no disfrutar de privilegios, hablar con la verdad y atreverse a ofender a otros, ser funcionarios limpios, trabajadores y aterrizados en la solución de problemas reales.
En su última reunión Zhu, ahora de 83 años, manifestó preocupación por temas que iban desde la creciente brecha en el ingreso hasta el exceso de inversión de las autoridades regionales en infraestructura, proyectos industriales y desarrollo inmobiliario, que temía llevaran al recalentamiento de la economía, daño ambiental, préstamos impagos en los bancos estatales y, lo peor de todo, la corrupción creciente entre las autoridades.
Todas sus preocupaciones siguen siendo grandes problemas hoy, y están empeorando en lugar de mejorar.