Alan Mulally, el director ejecutivo de Ford Motor, y Bill Ford, su presidente, han cosechado los beneficios del giro dramático de la automotriz de Detroit, obteniendo entre los dos acciones por un valor cercano a US$ 100 millones.
Ford reveló en documentos regulatorios que había pagado 3,8 millones de acciones a Mulally, equivalentes a US$ 56 millones antes de impuestos. Bill Ford recibió 2,9 millones de acciones, equivalentes a US$ 42 millones. Cerca de 40% de las acciones fueron retenidas para el pago de impuestos.
Varios otros ejecutivos senior, incluyendo a Lewis Booth, el director de finanzas, también recibieron generosos pagos en acciones.
La acción fue asignada originalmente en medio de la recesión de 2008-2009, cuando los títulos de Ford se hundieron a cerca de US$ 1. Las acciones se transaban en US$ 14,5 ayer, luego de alcanzar un máximo de casi US$ 19 en enero.
Ford afirmó que estaba “comprometido a alinear los pagos ejecutivos con el desempeño de la compañía y el valor de largo plazo para los accionistas”. Agregó que “cada uno de los pagos refleja totalmente esa filosofía, porque están basados en el desempeño de la acción de Ford”.
Se espera que Ford negocie un nuevo contrato con el sindicato United Auto Workers, cuyos representantes han insistido en que sus miembros compartan de forma más completa los frutos de la transformación de la empresa. La compañía ha intentado destacar que los empleados de menor rango han compartido la abundancia. Sus 40.600 trabajadores por hora estadounidenses recibieron recientemente bonos que promediaron US$ 5 mil.
Ford fue la única de las tres mayores automotrices de Detroit que no fue rescatada por el gobierno durante la recesión.