Por Ralph Atkins en Frankfurt
Las bruscas caídas en el euro simbolizan los dramas de la unidad monetaria de Europa, pero podría tener un hecho rescatable: el impulso para los exportadores podría ofrecer el tan necesitado apoyo para el crecimiento económico en la región de los 17 países.
El año pasado, incluso cuando la crisis del euro escaló, el valor de la divisa se mantuvo constante. En las últimas semanas, sin embargo, el sentimiento de los mercados financieros hacia el euro se ha vuelto decisivamente peor.
Sobre una base ponderada por el comercio, el euro ha caído más de 6% durante el año pasado a su mínimo desde 2003. Frente al dólar, el euro ha caído a cerca de un mínimo de US$ 1,25.
En una regla utilizada por los economistas, un 10% de caída del valor del euro ponderado por el comercio debería impulsar el crecimiento económico en cerca de 0,5 punto porcentual o más.
Un estímulo sería oportuno. Los índices de los gerentes de compras de la eurozona de la semana pasada mostraron que la actividad del sector se contrajo a la tasa más rápida en casi tres años.
Mayo vio una de las mayores caídas en la confianza empresarial alemana desde el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008, según el instituto Ifo. La encuesta mostró que los efectos positivos de un euro más débil ya han tenido algún efecto, con los exportadores alemanes más confiados sobre las perspectivas de las exportaciones.
Los analistas advirtieron, sin embargo, que la ayuda no tendría como objetivo esas partes de la eurozona donde más se necesitaba y no marcaría un cambio para los destinos de la región.
Principales beneficiarios
Los principales beneficiarios de un euro débil serán los países que exportan proporcionalmente más a mercados que están fuera de la eurozona. Esto incluye a Irlanda, pero también a Bélgica, Holanda y Alemania, la que se mantiene entre los que tienen mejor desempeño dentro la eurozona. Incluso entonces, los beneficios no compensarán el impacto de una débil demanda desde los vecinos de la eurozona.
“Para Alemania, un crecimiento más solido en Italia, Francia y España tendrían un impacto más positivo que el que tendría de un euro más débil” dijo el economista del Ifo, Steffen Elstner.